Ichi, la joven que se ha regalado un año sabático para servir a los pobres de la India
Tras terminar Magisterio, esta joven madrileña se va en unos días a Chengalpattu para «entregar a aquellos a los que voy a ver lo mejor que tengo: Cristo y mi vida»
Cuando una termina la carrera, lo habitual es buscar un trabajo. Llevas cinco años formándote para ello. Ichi Benavente, sin embargo, va a aplazar ese tránsito al menos un año y dos meses. Esta joven madrileña ha decidido entregar todo ese tiempo a los más necesitados. En concreto, a los vecinos de Chengalpattu, al sur de la India, a donde partirá en unos pocos días. «La salida estaba programada para el 2 de octubre, pero estoy teniendo algún problema con el visado», explica en conversación con Alfa y Omega. En cualquier caso, habrá una Misa de envío del próximo jueves 29 de septiembre, a las 20:30 horas, en la parroquia de san Germán.
En la India se dedicará a crecer hacia dentro y hacia fuera. «Por la mañana, se cuida mucho la oración y la vida en comunidad. Voy a vivir con otras chicas que quieren tener la misma experiencia que yo». Y luego, por la tarde, «nos dedicamos a la misión hacia fuera. Se trata de hacer acto de presencia entre la gente. Si tu vecino te pide que vayas y le limpies su estantería, pues vas y la limpias. Te invitan al cumpleaños del tataranieto, pues vas. Es hacer acto de presencia, ser un reflejo de Cristo donde toque».
Benavente viajará con la asociación Puntos Corazón, fundada en 1990 por el sacerdote Thierry Roucy para consolar y ser el rostro del Señor para quienes más sufren en el mundo, especialmente los niños. De esta forma, la organización ofrece un voluntariado internacional de uno o dos años acompañando a los más vulnerables con la presencia. En la actualidad, están en 29 países.
Ichi conoció la organización por dos vías. «Mi hermana se quería ir de misión un año y un amigo de nuestro padre, que es consagrado de Comunión y Liberación, nos habló de Puntos Corazón. Al final, se fue con ellos a Perú». Posteriormente, dio la causalidad que la entidad fue al colegio en el que Ichi estaba haciendo prácticas —durante la realización del grado de Magisterio— para poner un vídeo. «Viendo aquellas imágenes, que no eran emotivas ni nada, como que de repente sentí una felicidad inmensa y pensé “yo quiero estar ahí, yo tengo que estar ahí. Es mi lugar”. Y me puse en contacto con ellos».
En Puntos Corazón, sin embargo, no se elige el lugar de misión. «No dices, “yo quiero ir a este sitio”, sino que les entregas tu sí incondicional, y luego ya ten mandan donde hagas falta», explica Benavente. «Puedes poner preferencias, y yo pedí un lugar de habla inglesa para practicar el idioma, pero luego vas donde se necesite».
—¿Cuál es tu motivación para irte un año de misión?
—En nuestra casa es algo normal. Mi madre, por ejemplo, también se fue de misión cuando era joven. Yo creo que es por el deseo de servir. También por eso estudié Magisterio. Es mi forma de servir a los demás. Y la misión es entregar a aquellos a los que voy a ver pues lo mejor que tengo, que es a Cristo y mi vida. Estar con ellos y acompañarles.