Hispanoamérica: 209 millones de pobres
La COVID-19 ha triplicado en Centroamérica el número de hambrientos y dejará una cifra récord de pobres. Son las «tribulaciones» ante las que el Día de Hispanoamérica llama a estar unidos
Hace un año, el 1 de marzo de 2020, el lema de la Conferencia Episcopal Española para el Día de Hispanoamérica fue Para que en Él tengan vida. Unos días después se desató la pandemia y progresivamente América Latina se ha convertido en la región con más muertes del mundo. La jornada de este año, que tendrá lugar este domingo, 7 de marzo, lleva por lema Con María, unidos en la tribulación. «La COVID-19 ha golpeado muy fuerte por allí. Date cuenta de que no tienen los medios que tenemos en Europa», afirma José María Calderón, secretario de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación entre las Iglesias de la CEE. «El otro día, por ejemplo, me hablaban de un señor, en Perú, que falleció contagiado. No había respirador para él y con 50 años, ha dejado cuatro huérfanos», añade.
Otra de las tribulaciones que destaca el también director nacional de las Obras Misionales Pontificias es la «falta de una cobertura social que ayude a quien no tiene trabajo» o «un sistema parecido al de nuestra Seguridad Social que apoye económicamente a quien ha entrado en un ERTE». Allí «no hay nada de eso. Suele ser una economía de subsistencia y, si no trabajas, no comes». De hecho, según la ONU, la pandemia ha multiplicado por tres el número de personas que pasan hambre en Centroamérica, hasta los ocho millones. A nivel continental, «la pobreza va a llegar a 209 millones de personas», denunció recientemente Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe en un acto organizado por Casa de América.
Con este panorama, Calderón subraya tres ámbitos de trabajo de los misioneros españoles en Hispanoamérica, región que actualmente cuenta con 4.949 misioneros en 27 países diferentes. «Primero, la concienciación, para que la gente respete las normas y entienda la importancia de las medidas de higiene». En segundo lugar, «la ayuda material que han prestado. Han dado de comer a montones de personas que se han quedado en la calle y no tienen nada». Y, por último, «la colaboración que se ha realizado con el personal sanitario, a quien se ha entregado donativos o material de trabajo», resume Calderón.
Mucha de esta labor se ha canalizado a través de la ONG Misión América, que nació en 1993 «para ayudar a los misioneros en sus proyectos sociales» y «a la que ahora queremos dar un impulso», asegura el secretario de la Comisión Episcopal de Misiones. Con este motivo, se ha elaborado un documento en el que constan desde la historia hasta los objetivos de la organización y que se ha incluido entre los materiales del Día de Hispanoamérica 2021.
Pérdida del impulso misionero
Según el director de OMP, el impulso también ha de llegar a la vida misionera española, que «en un contexto de disminución del impulso misionero en todo el mundo –como nos aseguró el Papa en mayo en su discurso a las OMP–, se está viendo influida por la sociedad que vivimos». Esta «está más secularizada, tiene menos vocaciones, la vida cristiana se vive de forma más liviana y todo ello repercute en la misión». De hecho, «el número de misioneros que se manda ahora a la misión no tiene nada que ver con el que se mandaba hace años». Con todo, Calderón asegura que España es «una de las grandes potencias misioneras. Somos el país que más dinero aporta a las OMP del mundo después de EE. UU. y el que más misioneros tiene».
En estos mismos términos se expresa el cardenal Ouellet, presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, quien en su mensaje para el Día de Hispanoamérica subraya que «más de la mitad de los misioneros españoles diseminados por el mundo se encuentran en tierras americanas, signo claro del ardor y empeño apostólico de la Iglesia española». Como misioneros, «estáis en una labor privilegiada de acompañamiento y cercanía, alimentando con la luz del Evangelio el caminar del Pueblo de Dios, especialmente en las periferias existenciales de soledad y miseria que afligen a nuestro continente», añade.
Sobre el terreno
Ecuador
Sin esperanza de que la vacuna llegue pronto –«los pobres siempre somos los últimos»– y con unos médicos que no acuden por miedo al coronavirus, las comunidades a las que atiende el misionero Amado López, párroco en Viche, «procuran curar a los enfermos con remedios naturales». El sacerdote confiesa sentir miedo y, a pesar de que «toda mi actividad pastoral está suspendida», «voy cuando alguien me llama para que confiese a algún paciente, para administrar la Unción de Enfermos o para rezar junto a los familiares de algún fallecido».
Perú
En Moyobamba «siempre se puede encontrar un plátano que comer», asegura Jaime Ruiz del Castillo. Por ello, habla de la «precaria cobertura sanitaria» antes que del hambre al ser preguntado por la pandemia. Esta «ha colapsado los hospitales» y ha arruinado la «economía». Ante esta situación, Ruiz destaca la labor de los curas, que han tenido los templos y los comedores sociales abiertos, han visitado a los enfermos e incluso han realizado colectas para comprar oxígeno. «Eso sin olvidar la prioridad del Pan Espiritual».
Brasil
Si la pandemia ya es difícil de controlar, «imagínese hacerlo con un presidente que dice que la COVID-19 es una gripecilla y que hace ostentación de ir sin mascarilla porque lo contrario es de maricas». Ante esta situación, «pienso que nuestro servicio más importante es la llamada constante a que la gente se quede en casa», asegura el misionero Antonio Pintado. Desde la diócesis de Ruy Barbosa, destaca el trabajo de la Iglesia para retransmitir las celebraciones litúrgicas y para dar alimentos a las familias necesitadas.