Hervé Alústiza: «Quería un cuento sobre la paz en la tierra de Jesús»
El fondo azul, Sus Majestades llegados de Oriente y un personaje concreto del belén que nos cuenta sus aventuras. Esta es la seña de identidad de los cuentos ilustrados de Hervé Alustiza, que cada Navidad desde hace cinco años la editorial PPC facilita que lleguen hasta las casas y colegios. Este año la protagonista es una paloma.
Llevo varios años coleccionando estos cuentos ilustrados navideños. ¿Cómo comenzó todo?
Es mi quinto libro de ilustraciones sobre distintos personajes del belén. Todo empezó en 2020, porque en mi familia mi mujer, mi hijo —que ahora tiene 13 años— y yo, además de los regalos que nos traen los Reyes Magos, nos hacemos otros que son no materiales: poesías, canciones, dibujos. Hace cinco años estuve haciendo con mi hijo el que luego fue el primer cuento, una obra de teatro en verso donde los protagonistas eran los camellos de Sus Majestades. Con unos cartones hice las siluetas y se lo fui narrando. Mi mujer pensó que era una pena que aquella historia no llegase a más gente. Cuando llegó la pandemia, yo cuido gente mayor y estuve ingresado y dos meses en la cama. Y al incorporarme a trabajar, como estaba bajo de ánimo, gracias a mi hijo —que es un entusiasta— separé el cuento como álbum ilustrado en varias partes y lo mandé a algunas editoriales por correo electrónico. El caso es que lo envié un jueves, antes de incorporarme a trabajar, y pocos días después me encontré con un correo largo y extenso donde PPC decía que les había encantado el proyecto y que querían publicarlo. Así se gestó todo.
Empezaron los camellos y cada libro cuenta la historia de un personaje diferente del belén, ¿verdad?
Al año siguiente hice otro cuento de un ángel que va de ala y quiere ayudar, pero se tropieza por el camino. En el tercero, como mi hijo iba a hacer su Primera Comunión, conté la historia de un niño que se convirtió en paje. Y también hemos conocido a la pastorcilla despistada que peregrina y no sabe a dónde va. Intento que no se repitan las historias; me pongo delante del belén que tengo en casa y rezo con esas figuras. Además, comparto proyecto con una maravillosa ilustradora, Gema García Ingelmo, cuyos dibujos son bellos y expresivos. Ella ha sido un regalo dado por la editorial, porque yo no la conocía.
Hasta este año, que la protagonista es la paloma colombina que apareció en Belén.
Yo trabajo con sacerdotes mayores, y, esta vez, con todo lo que está pasando en la Tierra Santa, de alguna manera quería reflejarlo. En una de las habitaciones de los sacerdotes que cuido me encontré con una paloma con una rama de olivo, otro tenía escrito: «Paz y bien». Todo esto me pedía de forma muy fuerte escribir sobre la paz en la tierra de Jesús, y fue así como se me ocurrió la historia de la paloma colombina, que representa al Espíritu Santo y al amor que recoge la paz de Jesús y la extiende por todo el mundo. Inicialmente tenía otra idea, pero cambié de propuesta y estoy muy contento por el resultado.
Ideas además que trascienden el papel, porque su familia y usted presentan el libro conjuntamente y me dicen que es un éxito.
Vamos a colegios con el libro y mi mujer y mi hijo me acompañan haciendo voces; en cada cuento tenemos una canción y tocamos varios instrumentos. Esta propuesta de vivirlo en familia es lo que más le gusta a los niños. Hace poco estuve en Madrid, en el colegio Fuenllana, y les encantó.
¡Anda, por eso mi hija vino contándome la historia de la paloma colombina!
¡Sí! De hecho, las niñas de Primaria fueron de las más entusiastas.
¿Hay un buen feedback de estos años, la gente sigue comprando libros en papel y, además estos, de tapa dura y con grandes ilustraciones?
Los niños, durante las presentaciones, van participando; hay mucha interacción. Y, en esta época de sobretecnología e hiperactividad, esto es una maravilla. Dentro de que hoy en día se lee menos, animo a que este libro se lea en familia. Que se lo cuenten los padres a los niños y que ellos también vayan construyendo la historia. El texto es en verso, y las imágenes tienen mucho protagonismo. De hecho, a mí me encantan los libros que van sin palabras, para que los niños puedan imaginarse lo que sucede.
¿Qué le va a pedir a los Reyes Magos?
Poder contar un cuento cada año.