«Hay energía sucia por la injusticia y por las guerras que se alimentan del hambre de energía» - Alfa y Omega

«Hay energía sucia por la injusticia y por las guerras que se alimentan del hambre de energía»

El Papa ha recibido a los trabajadores de una importante empresa eléctrica italiana. La ocasión le ha servido para criticar la especulación con la energía

Ángeles Conde Mir
Francisco saluda a los trabajadores de Terna, empresa italiana dedicada a la transmisión de energía eléctrica. Foto: Vatican Media

Francisco ha recibido este sábado a un grupo de trabajadores de una de las empresas más importantes de Italia por lo que su labor supone para el país. Se trata de Terna-Rete Elettrica Nazionale, la compañía que gestiona la red eléctrica italiana y el tráfico de energía.

Precisamente ha destacado este aspecto en su discurso al referirse a estos trabajadores como «operadores del bien común y del bien de todos y cada uno» porque se ocupan de un sector crucial como es el de la energía que llega a los hogares.

«Cuando encendemos la luz de casa, no pensamos en que ese gesto funciona gracias al trabajo de tantas personas, a su inteligencia y competencia y a su sacrificio», ha dicho el Santo Padre que también se ha acordado de los muertos en el ámbito laboral. En abril, en los Apeninos italianos, hubo un importante accidente en una central hidroeléctrica en el que murieron varios trabajadores.

A continuación, el Papa ha hecho una reflexión sobre la generación de energía. Ha lamentado que haya mucha «energía sucia en el planeta», no solo porque no procede de fuentes renovables, sino también porque es sucia en sentido figurado. «Sucia por la injusticia, por las guerras que nacen y se alimentan del hambre de energía, sucia por las relaciones laborales injustas, por la concentración de enormes beneficios en pocas manos y por ritmos de trabajo insostenibles que contaminan las relaciones empresariales y el alma de las personas», ha exclamado.

Francisco ha asegurado que «la energía buena no es solo una cuestión ecológica, sino que hace falta que la producción y el consumo sean siempre más equitativos e inclusivos». Ha hablado de «democracia energética», porque «no se puede ser ciudadanos soberanos si se permanece como súbditos energéticos». En consecuencia, ha abogado por las comunidades energéticas independientes.

Por otra parte, el Papa ha recordado a estos trabajadores que su sector es decisivo para la supervivencia del planeta. Por eso, les ha pedido que apuesten por la creatividad y la innovación tecnológica y les ha felicitado por contar con un comité ético en la empresa.

Por último, el Pontífice ha querido hacer memoria e insistir en la importancia de una compañía que ha llevado la electricidad «a la casa de los pobres». Hace décadas, la luz en el hogar se recibía «como un milagro». Hoy en día, esa electricidad sigue sin llegar a algunos puntos de Asia y África, ha lamentado Francisco.

Esta reflexión le ha valido para destacar que en las guerras no es casual que las primeras infraestructuras que se destruyan sean las eléctricas porque «se ataca directamente la vida de las familias y se mina la moral de la gente».

Francisco no ha querido concluir su encuentro sin recordar algo a estos trabajadores, aplicable a todos: «Queridos amigos, el trabajo es también amor social y fraternidad civil».