Los focolares ante los abusos: «Hay dos salidas: o te vas o lo afrontas» - Alfa y Omega

Los focolares ante los abusos: «Hay dos salidas: o te vas o lo afrontas»

Esta institución de la Iglesia, una de las que tiene más miembros laicos, ha publicado su primer informe anual con los casos de abusos sexuales en el movimiento. Han recibido 61 denuncias desde 1969 hasta 2022

Victoria Isabel Cardiel C.
Francisco preside un encuentro con miembros de los focolares en el santuario María Theotokos, en Loppiano. Foto: Reuters / Alessandro Bianchi.

La vigilancia y la rendición de cuentas en la lucha contra los abusos encarnan dos de los motores fundamentales para derrocar las dinámicas encubridoras de las últimas décadas. Cada vez son más las organizaciones eclesiales que deciden dar un paso al frente en la senda de la transparencia. El Movimiento de los Focolares, con unos dos millones de miembros en 182 países, publicó en abril el primer informe sobre esta lacra. «Siempre es difícil reconocer los propios límites, pero solo así se recupera la confianza y se pueden crear entornos seguros», asegura Margarita Gómez del Valle, miembro del Proyecto de Estrategia Formativa sobre Salvaguardia del movimiento. La independencia ha sido un resorte esencial en la elaboración de los datos. «Las personas que trabajan con las denuncias tienen que ser completamente independientes del gobierno», incide. Toda denuncia se trabaja con un informe de verosimilitud, y, una vez comprobada su credibilidad, se pone en conocimiento de las autoridades civiles allí donde la legislación lo exija, al margen de la voluntad de la víctima. «Por ejemplo, en Italia no existe ese deber jurídico, pero aun así es posible —por tratarse de un delito cuya persecución se considera de interés público— tramitarlo por la vía civil. Primero se invita a las víctimas a hacerlo, pero si no quieren, el encargado de hacerlo es el movimiento con la lógica salvaguarda del anonimato de las víctimas». En cambio, en los países donde estos delitos solo son denunciables por las víctimas, y estas se nieguen, «el movimiento deberá valorar si es verdaderamente necesaria y oportuna la comunicación en contra de la voluntad de la víctima o si la pone en algún riesgo», resume Gómez del Valle. Hasta ahora no transmitían a la autoridad judicial los casos que habrían sido archivados sin ninguna comprobación, al estar prescritos por las leyes nacionales. Una praxis que se han comprometido a cambiar a partir de ahora. Con su nuevo protocolo, presentarán la denuncia inmediatamente, aunque el delito ya haya prescrito.

En el Informe sobre abusos a menores y adultos vulnerables, presentado a principios de abril, no solo recopilaron las denuncias que han recogido entre 2014 y 2022 contra sacerdotes y religiosos, sino también contra laicos. En total, reconocieron 61 denuncias de supervivientes o de familiares de víctimas relativas a abusos sexuales a menores y personas vulnerables cometidos en el movimiento desde 1969 hasta 2022. Trece se referían a abusos a menores de 14 años, 29 a menores de entre 14 y 18 años, 17 abusos a adultos y dos casos de posesión de pornografía infantil: «Este documento es irrefutable. Fue realmente horrible abrir los ojos a los crímenes que han cometido nuestros propios hermanos. Pero nuestra presidenta, Margaret Karram, estimuló a todo el mundo a leerlo. Muchos dijeron: “Hay que pasar página”, a lo que nuestro copresidente, Jesús Morán, dijo: “Pero antes de pasar la página hay que leer entero el informe”».

Sin embargo, el verdadero desgarro en el tejido de la confianza de la organización llegó con la publicación de la investigación sobre los abusos cometidos contra 26 personas por parte de un exmiembro consagrado, encomendada a la empresa británica GCPS Consulting, un organismo independiente dedicado mejorar los sistemas de prevención y denuncia en estos casos. «Más que resistencias a publicar los resultados, vimos casos de negación. Personas que decían que esto no es para tanto. El dolor nos asusta a todos. Por eso el informe de Francia nos ayudó mucho. Nos puso delante de un horror muy grande y explícito, que únicamente dejaba dos salidas: o te vas o lo afrontas», asegura la experta. De ese camino empedrado de sufrimiento surgió el compromiso de publicar anualmente todas las cifras de casos.

Este primer informe recoge todos los casos antiguos, pero a partir de ahora reflejará los casos que se den cada año. En todo caso, la explosión de los escándalos de abusos en países como Estados Unidos, Alemania o Irlanda marcó un antes y un después. «Pusieron sobre la mesa la necesidad de crear una regulación interna con praxis claras para los que trabajaban con menores, como no estar con un niño solo encerrado en una habitación», explica. En el año 2012 se habilitó un canal oficial para que las denuncias no se quedasen bajo llave en un cajón, pero había «países en los que esto todavía sonaba a chino».

Ha sido necesario un cambio cultural en esta asociación de laicos fundada en 1943 por la italiana Chiara Lubich, bajo los bombardeos de la ciudad de Trento, en plena Segunda Guerra Mundial. La formación es otra de las piezas clave: «Estamos haciendo un mapa de todos nuestros recursos en el mundo». En total, quieren contar con 180.000 personas expertas en materia de abusos dentro del movimiento.

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