Harry Potter: póngame cuarto de siglo de éxito - Alfa y Omega

Harry Potter y la piedra filosofal, primer libro de J. K. Rowling que inauguró una de las sagas más populares de nuestro tiempo, se publicó el 30 de junio de 1997. Son 25 años de éxito incontestable; en ventas, superados los 500 millones de copias, y en profundo calado intergeneracional, cómo olvidar las colas en librerías de todo el mundo por cada lanzamiento y la celebración anual, aún hoy, de la Harry Potter Book Night por millones de fans. Ni qué decir de las adaptaciones de los libros al cine, de taquillazo en taquillazo. Algo irrepetible, un fenómeno internacional sin igual en tales magnitudes, multiformatos (ojo al territorio de videojuegos y merchandising, que no se quedaron atrás), pero, sobre todo, en grado de entusiasmo e implicación entre la chavalería. Toda una generación de lectores ha crecido a la par que Harry, Hermione y Ron, los tres magos protagonistas que parten rumbo a la escuela de magia Hogwarts siendo niños, comparten un sinfín de aventuras como paladines del bien contra el mal haciéndose adolescentes, y terminan en escena del séptimo libro como adultos forjados en las artes mágicas y valores tales como la lealtad, la valentía y el sacrificio. Y, sobre todo, la amistad. «No hay amor más grande que dar la vida por los amigos», es el gran leitmotiv.

No puede compararse con El señor de los anillos. Tampoco con Las crónicas de Narnia. La serie de Harry Potter no alcanza a entrar en competición con Tolkien ni C. S. Lewis. Sin embargo, a día de hoy, J. K. Rowling es su más digna heredera. Somos muchos quienes nos quejamos de la poca atención por parte de la sociedad, instituciones y medios de comunicación que concita la literatura infantil y juvenil. ¿Qué no acabamos de entender de que es el territorio en el que nos estamos jugando el futuro? Somos una panda de muggles desesperante. ¿Acaso alguien mejor que J. K. Rowling nos ha revelado tan claramente las actuales claves de fomento de lectura? Mirémosla bien, que tiene la varita mágica. Sí, es posible el salto jovial del lector desde una pequeña mitología contemporánea a la altura de los clásicos. Espabilemos. Literatura puente o barbarie.