Hacia el regalo del matrimonio
Somos Marta y Andrés. Desde el momento en que nos conocimos, vimos que nuestra amistad era algo más, no era una simple atracción ni un capricho. Mostramos nuestros sentimientos al Señor: Señor, ¿qué quieres de nosotros? ¿Quieres que comencemos un camino juntos?
Tras este año y 9 meses que llevamos juntos, somos plenamente conscientes de que esta relación es de tres y no de dos, una relación en la que Dios camina a nuestro lado en cada momento. Lo primero que hicimos, tras comenzar a salir, fue entrar en la capilla de las Santas Formas, en Alcalá, para darle gracias a Dios por esa aventura que empezábamos juntos. Nada puede sustituir a la oración. Sólo delante del Señor es donde recibimos toda su ayuda para ver al otro con los ojos de Dios.
Mucha gente nos dice que intentar vivir la relación poniendo a Dios en el centro está pasado de moda y que nos estamos perdiendo muchas ocasiones de disfrutar, ya que esta vida es única y hay que vivirla a tope, pero nosotros no pensamos así. Es difícil andar a contracorriente, pero no imposible, sobre todo porque sabemos que contamos con la ayuda de Dios. Creemos que es imprescindible reconocer que el otro es templo del Espíritu Santo, y que, por lo tanto, merece todo el respeto. No quiero sólo su cuerpo, quiero a Marta en su totalidad.
Cada día es una lucha por amar al otro como Dios quiere, sin caer en las tentaciones que el demonio nos pone a cada paso y sin dejarnos llevar por el pensamiento de la sociedad actual. Es una lucha difícil, pero que creemos firmemente que agrada a Dios, porque el regalo que es que algún día seamos una sola carne, en el matrimonio, no puede compararse a nada.
Marta Troyano y Andrés Torres
De su testimonio en la Vigilia de San Valentín, en la catedral de Alcalá de Henares