Exportavoz de Bergoglio: «El Papa dispondrá el fin de su pontificado, no la prensa» - Alfa y Omega

Exportavoz de Bergoglio: «El Papa dispondrá el fin de su pontificado, no la prensa»

Guillermo Martín Marcó asegura que el Papa «está lleno de proyectos. Otros querrán verlo renunciar, pero él sabe que está en manos de Dios»

Lucas Schaerer
El exportavoz del cardenal Bergoglio en el Vaticano el pasado 8 de junio. Foto cedida por Guillermo Marcó.

¿Cómo vio a Francisco en su última visita?
Me impresiona encontrarme con él cada vez que voy a Roma. Durante nueve años, mientras era su portavoz en la archidiócesis de Buenos Aires, teníamos diálogo diario; ahora, aunque menos frecuente, en el tiempo que pasamos juntos se genera la misma afinidad. Mantenemos una conversación sincera, que implica decirle lo que pienso y lo que opinan otros, y escuchar sus razones, consejos y apreciaciones sobre tantas cosas que a ambos nos interesan.

¿Hablaron de algo concreto esta vez?
Le pregunté sobre su oración, si había cambiado o si tenía el mismo trato con Dios. Hago un pódcast en Spotify —que se llama Marco tu semana— y accedió a que le grabara. Saldrá más adelante. Es muy lindo participar en un diálogo íntimo con él. Le pedí grabarlo porque ya habíamos pasado una hora juntos y quería regalar esto a tanta gente que hoy tiene una imagen distorsionada de él. Además, está leyendo un libro sobre la Iglesia, una última entrevista al cardenal Martini, que dice que la institución está atrasada 200 años, y está entusiasmado porque creará a 21 nuevos cardenales. Los días 29 y 30 de agosto va a examinar con los cardenales que asistieron al consistorio la constitución apostólica Praedicate Evangelium, que contiene la reorganización de la Curia romana, el gobierno central de la Iglesia, aprobada tras nueve años de preparación.

¿Cómo es realmente el Santo Padre?
Ante todo, es un hombre de Dios. Se levanta muy de madrugada para rezar diariamente. Así lo hacía también en Buenos Aires, antes de asumir las tareas del día, porque lleva a la oración sus problemas, que son los de un pastor de la Iglesia. Muchas veces frente a alguna cuestión que no veía clara te decía: «Lo rezo y te contesto». Ahora sigue haciendo lo mismo, y aunque los problemas se multiplicaron, asegura que el Espíritu Santo le inspira cierta «amnesia» para vivir en paz. Cuando estás con él te hace sentir que eres lo único importante en el mundo; escucha y comparte. El Papa es también el obispo de Roma. Cuando me marché iba a recibir a un párroco de su diócesis, porque le gusta acompañar a los curas; a muchos los sigue personalmente, los escucha y orienta en sus búsquedas. En el reciente encuentro con el cardenal Mario Poli (su sucesor en Buenos Aires), hablaron mucho de los sacerdotes. De hecho, a muchos nos sigue llamando para el cumpleaños. En Buenos Aires se tomaba tiempo para contestar todas las llamadas, y, cuando fue nombrado Papa, intentó al principio responder a todas las cartas. Llegó un momento que se volvió inviable por el volumen, pero lo haría si pudiese.

Bio

Este sacerdote argentino tiene 62 años y hace tres décadas conoció a Jorge Mario Bergoglio en la misión pastoral de Buenos Aires. Tan bien se entendieron que el entonces cardenal bonaerense le pidió que se encarga de la Delegación de Comunicación de la archidiócesis. El ahora Papa Francisco sigue, a día de hoy, llamando a Martín Marcó el día de su cumpleaños, y se encuentran asiduamente en Casa Santa Marta.

¿Y cómo es como cabeza de la Iglesia?
Sabe administrar el poder, se le escapan pocas cosas, y a veces toma sus decisiones demasiado solo, pero es su modo de ser, inculcado por su formación en la Compañía de Jesús —dicen que es difícil saber qué piensa un jesuita—. La exposición pública antes le gustaba poco, pero ahora que es Papa no tiene más remedio. Siempre fue muy de la calle, no tenía chófer y se movía en transporte público, le gustaba el anonimato y es lo que más extraña, salir a la calle sin ser conocido. Cuando fue nombrado cardenal viajamos los dos solos a Roma. Había quienes llegaron con comitivas numerosas y dieron grandes fiestas. Esa mañana yo pasé a buscarlo por la residencia Pablo VI, en via della Scroffa. Él vestido de sotana roja, y yo, de sotana negra. Bajaban otros cardenales y los esperaban grandes limusinas. Ahí le pregunté: «¿En qué vamos?». La respuesta fue: «Caminando». Me sentía un poco ridículo caminando con él, con sotana roja y la birreta con su pompón del mismo color, pero él se reía: «En Roma nadie te mira», y para hacerme pasar vergüenza, como era temprano, entramos a un café y lo tomamos en la barra. Siempre tuvo sentido del humor, y lo conserva.

¿Qué opina de la campaña mediática que augura la renuncia del Papa?
El día antes del anuncio de la suspensión del viaje a África hablamos de su salud. Me contó que había dejado la decisión al médico. Está en pleno tratamiento, hace fisioterapia y ejercicios. No quiere operarse porque sabe que para gobernar necesita lo que más tiene, que es su lucidez, y aunque los viajes apostólicos son buenos, en este caso interrumpirán su tratamiento. Durante siglos los Papas gobernaron la Iglesia sin moverse de Roma, y él ahora está frente a grandes cambios, como la promulgación de la reforma de la Curia y el nuevo consistorio, donde habrá 21 nuevos cardenales. Está lleno de proyectos. Otros querrán verlo renunciar, pero él sabe que está en manos de Dios. Francisco dispondrá el fin de su pontificado, no la prensa.