Granada abre una iglesia dedicada al patrono de Rusia y rehabilitada por dos artistas ucranianos
La iglesia de San Nicolás se convierte «en un lugar donde se rece por la paz en todo el mundo»
La iglesia de San Nicolás, en el Albaicín de Granada, ha vuelto a abrir sus puertas para convertirse en un centro de oración e intercesión por la paz en el mundo, especialmente por la guerra de Ucrania.
Aunque todavía no han concluido los trabajos de su restauración completa, el arzobispo de Granada, Javier Martínez, ha adelantado la apertura del templo y ya se puede rezar en él, mañana y tarde, por la paz.
La Providencia ha querido unir en este particular enclave granadino el destino de Rusia y Ucrania, pues el templo está dedicado desde hace siglos a san Nicolás, patrono de Rusia, y en las tareas de rehabilitación más recientes han participado los artistas ucranianos Ivanka Demchuk y Arsen Bereza.
«Ellos fueron los primeros artistas internacionales que vinieron a pintar aquí», señala Antonio Martín, el arquitecto encargado de los trabajos de remodelación del templo. «Llegaron recién casados y con un bebé, y estuvieron trabajando durante la pandemia. Pintaron un icono de grandes dimensiones, de tipo oriental, que muestra a Cristo tirando de la mano de Adán y Eva, como salvando a la humanidad de la muerte», todo un signo de la intención que se le quiere dar ahora a este espacio.
Al conocer los detalles de esta historia en el contexto de la guerra en Ucrania, el arzobispo de la diócesis granadina quiso adelantar la apertura del templo para hacer de él un lugar de oración por la paz. Así, desde que se abrió el 11 de marzo «han pasado por aquí muchísimas personas, y han sido muchos los que se han ofrecido para ayudar y donar una aportación económica, así como para acoger a los refugiados ucranianos que vengan; y todo ello, además de rezar», afirma Martín.
Hoy, Arsen e Ivanka están de vuelta a su país: «viven en el noroeste de Ucrania, cerca de Polonia, y seguimos en contacto con ellos», afirma el arquitecto, que añade: «Cuando hablamos, nos trasmiten que han visto crecer el peligro y dicen que la gente está muy concienciada en contra de la invasión. Saben lo que supondría volver a caer en las manos de Rusia otra vez, y no quieren llegar a eso». Desde aquel lado del mundo, «no dejan de repetirnos: “No nos olvidéis”».
La iglesia de San Nicolás es una de las primeras que se levantaron en Granada tras la Reconquista. Mandada construir en 1501, fue terminada 20 años después, de estilo mudéjar con una bóveda gótica, una combinación no muy habitual entonces. En 1932 fue quemada, en el contexto de la persecución religiosa en España durante los años 30 del siglo pasado. Después se sucedieron varios intentos de restauración y nuevos deterioros que la han mantenido cerrada durante los últimos 17 años, en los que el Arzobispado de Granada tomó las riendas de su restauración con el impulso de la Asociación de Amigos de San Nicolás.
Así, el templo ha experimentado «una rehabilitación integral» en la que la primitiva bóveda, destruida por los avatares de los siglos, ha sido sustituida por una vidriera cuyos nervios «representan el abrazo de Dios a la humanidad», dice el arquitecto Antonio Martín.
El arzobispo, Javier Martínez, decidió que, por su enclave privilegiado y por el atractivo que despierta entre los turistas de todo el mundo que visitan Granada, San Nicolás tuviera una dimensión internacional, reflejada en diez capillas decoradas por artistas de otros tantos países, como una representación de la Iglesia universal. De momento, además del trabajo de los ucranianos, San Nicolás cuenta ya con la aportación pictórica de un religioso maronita del Líbano y de un artista de la Iglesia en Etiopía.