¡Gracias, papá y mamá, por animarme a objetar a EpC! - Alfa y Omega

¡Gracias, papá y mamá, por animarme a objetar a EpC!

María Martínez López
Mª del Carmen Domínguez Aranda (de pie, a la derecha).

Seguro que alguna vez habéis oído hablar de los objetores a Educación para la ciudadanía, y quizá hasta conocéis a algún objetor en vuestro colegio, aunque vosotros no hayáis tenido que estudiarla todavía. Desde hace unos años, miles de familias de España se han opuesto a esa asignatura, porque creían que transmitía unos valores y una forma de vivir que iban en contra de los que esos padres querían para sus hijos. Por eso, se hicieron objetores de conciencia, y se negaron a que los chavales entraran en el aula mientras se impartía. Algunos lo pasaron muy mal, porque sus compañeros o sus profesores no entendían por qué no entraban en clase. Pero ellos, aprovechaban para estudiar y reflexionar sobre lo importante que es defender las propias ideas y creencias. Ahora la asignatura está a punto de cambiar, y muchos de vosotros no tendréis que cursarla, pero algunos de los primeros alumnos objetores —que empezaron en la ESO y ya están en Bachillerato— nos cuentan qué han aprendido de sus padres gracias a la objeción de conciencia.

1
«Me ha enseñado a ir contracorriente, sin dejarme llevar por modas»

Haber objetado a Educación para la ciudadanía ha supuesto una experiencia muy positiva. La incomprensión de mis compañeros (yo era la única objetora del colegio) ha sido una oportunidad para, con ayuda mis padres, tratar de entender yo misma nuestra postura, y explicarla a los demás. Lo primero fue fiarme de mis padres, ya que ellos saben lo que es mejor para mí; y luego fue entender y defender yo misma lo que me habían enseñado. Han pasado tres años desde que objeté, y recuerdo esos días como una aventura única, una conquista en familia. Nunca me sentí rara, pero sí diferente. Una diferencia que me ha enseñado a ir contracorriente en muchas ocasiones, sin dejarme llevar por modas o actitudes sociales. Recuerdo que aprovechaba las horas de esa clase para escribir mis sentimientos en un cuaderno, expresando mi actitud, con el deseo de que los demás entendieran por qué no entraba a clase. Así fue creciendo en mí un deseo de compartir mis pensamientos, comenzando por unos folios y continuando con un blog en Internet, donde escribo y comparto con mis amigos. ¡Incluso he ganado un premio de relatos!

Mª del Carmen Domínguez Aranda
Talavera de la Reina (Toledo)

2
«Mis padres han demostrado una gran fuerza y valor»

Mis padres me han demostrado ser unas personas que luchan por lo que quieren. Desde el primer momento en que se implantó EpC, se mostraron en contra, y me dijeron que pensaban objetar para que yo no recibiera esa asignatura. Yo estaba de acuerdo, porque sabía que lo hacían por mi bien, y ya no sólo por el mío, sino por el de mis hermanos, en un futuro. Hubo momentos en los que veíamos la cosa dudosa: cuando algunos amigos objetores se echaban atrás, cuando supe que era la única alumna de toda la localidad que no pensaba asistir a esa clase y, sobre todo, cuando la asignatura apareció como suspensa en mis notas. Pero la verdad es que nunca me sentí sola: tenía el apoyo de mis padres, de mi familia y de algunos amigos, todos buscando una solución. Mis padres, para dar el paso definitivo, en el que yo no iba a asistir a esa clase, se aseguraron de que yo estaba dispuesta a pasar por los inconvenientes que podía traerme el objetar a esta asignatura. No hubo problema: lo vi claro, porque ellos tenían fe y estaban seguros de que lo lograrían; y esa fe me la transmitieron a mí. Constantemente, tenía compañeros que me preguntaban el porqué de no recibir esa asignatura, otros me comentaban que sus padres opinaban igual que los míos, pero que preferían quitarse de follones. Por eso, ahora veo que mis padres han demostrado una gran fuerza y valor, ya que un Gobierno, sea del partido que sea, no debe inmiscuirse en la educación en valores, que creo que deber pertenecer a los padres, porque forma parte del papel que tienen sobre sus hijos.

Araceli Carmona Nieto
Lucena (Córdoba)

3
«Me sentí muy orgullosa al ver cómo mis padres peleaban por nuestra libertad»

Esta experiencia me ha enseñado que tenemos que saber diferenciar lo bueno de lo malo, y no regirnos por los cánones que algunos querían imponernos. Yo apoyo la postura de mis padres, porque no quiero que mis hijos, cuando los tenga en un futuro, piensen que lo que se encuentra en los libros de Educación para la ciudadanía es lo que está bien, ya que hay una parte de esta asignatura con la que no estoy de acuerdo. Siendo objetora, no me sentí aislada de mis compañeras que entraban en clase, y aunque mis amigas me decían que lo que se daba no era malo, porque lo impartían con una visión católica, prefería seguir siendo objetora. Cuando nos obligaron a entrar en clase, yo, en cierta manera, me sentí forzada a dar una asignatura contra la que muchos, incluidos mis padres y yo, habíamos luchado. Procuré estudiarla lo mínimo para aprobar, ¡daba coraje que me la impusieran a la fuerza! Cuando apareció EpC y mis padres empezaron a luchar contra ella, me sentí muy orgullosa al ver cómo peleaban por nuestra libertad, para que nadie nos inculcara unas enseñanzas que nos perjudicaban y eran contrarias a lo que nos han enseñado desde pequeños. Creo que, con mi objeción, no sólo me he beneficiado yo, sino que también he ayudado a otras personas que estaban en contra de EpC, y me ha demostrado que, aportando mi granito de arena, puedo ayudar a otras personas a defender sus derechos.

Inés Seco Prieto-Carreño
Sevilla