Gentes: Ignacio Aréchaga, director de Aceprensa (en El Sónar)
Hay un doble discurso: tácitamente se admite que los padres tienen derecho a un hijo sano, aunque después se espera que las empresas no discriminen a un discapacitado. El síndrome de Down es sólo una capacidad diferente si se trata del empleo, pero una grave tara si se trata del aborto. Se nos pide que cambiemos nuestra mirada sobre las personas discapacitadas, pero se nos impide verlas porque el diagnóstico prenatal se utiliza para erradicar a los bebés con minusvalías. Por mucho que hoy se haga el elogio de las diferencias, el derecho a la exclusión prenatal hoy es radical.
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