Francisco zanja el debate sobre la Amoris laetitia y la comunión a los divorciados
La comunión a los divorciados vueltos a casar es admisible en algunos casos, siempre que no se presente como un derecho
¿Acceso a la Reconciliación y la Comunión a los divorciados en nuevas uniones? Sí, en algunos casos, «pero hay que evitar entender esta posibilidad como un acceso irrestricto a los sacramentos, o como si cualquier situación lo justificara. Lo que se propone es un discernimiento que distinga adecuadamente cada caso». Y cuando no sea posible el acceso a la comunión, «los pastores debemos acompañar con paciencia procurando algún camino de integración».
Estas son las indicaciones transmitidas por los obispos de la región de Buenos Aires a sus sacerdotes. Enviaron una copia de la carta al Papa, quien les ha respondido que «el escrito es muy bueno y explicita cabalmente el sentido del capítulo VIII de Amoris laetitia. No hay otras interpretaciones».
Según los obispos argentinos, «cuando las circunstancias concretas de una pareja [en segundas nupcias] lo hagan factible, especialmente cuando ambos sean cristianos con un camino de fe, se puede proponer el empeño de vivir en continencia. Amoris laetitia no ignora las dificultades de esta opción y deja abierta la posibilidad de acceder al sacramento de la Reconciliación cuando se falle en ese propósito». En «circunstancias más complejas, y cuando no se pudo obtener una declaración de nulidad, la opción mencionada puede no ser de hecho factible. No obstante, igualmente es posible un camino de discernimiento. Si se llega a reconocer que, en un caso concreto, hay limitaciones que atenúan la responsabilidad y la culpabilidad, particularmente cuando una persona considere que caería en una ulterior falta dañando a los hijos de la nueva unión, Amoris laetitia abre la posibilidad del acceso a los sacramentos», que «a su vez disponen a la persona a seguir madurando y creciendo con la fuerza de la gracia».
Más allá del capítulo VIII
En una línea similar se ha expresado reiteradamente el cardenal Schönborn, arzobispo de Viena, a quien Francisco encargó que presentara en el Vaticano su exhortación postsinodal, pero sus explicaciones no convencían a todos. La rotunda intervención del Pontífice zanja ahora el debate, aunque al mismo tiempo el Papa pide que las lecturas no se limiten al capítulo VIII. «Quisiera recordar que Amoris laetitia fue el fruto del trabajo y la oración de toda la Iglesia, con la mediación de dos Sínodos y del Papa –escribe a los obispos de Buenos Aires–. Por ello les recomiendo una catequesis completa de la exhortación que ciertamente ayudará al crecimiento, consolidación y santidad de la familia».
Más allá de la pastoral familiar, Francisco propone el ideal de una Iglesia que sale «a encontrar a los alejados y, una vez encontrados, iniciar un camino de acogida, acompañamiento, discernimiento e integración en la comunidad eclesial. Sabemos que esto es fatigoso, se trata de una pastoral cuerpo a cuerpo», añade. Y reconoce que hace falta mejorar la preparación de los sacerdotes para afrontar situaciones prácticas complejas. «Considero urgente la formación en el discernimiento, personal y comunitario», afirma.