Francisco: «Recortar los recursos destinados a la sanidad es un abuso»
Ha pedido a responsables del sistema sanitario de toda Italia que protejan la sanidad pública para que siga siendo universal y gratuita
Francisco ha mantenido un encuentro con los responsables de la red local y regional del sistema sanitario italiano. Ha hablado alto y claro sobre el deterioro de la sanidad pública. Ha pedido a estos funcionarios que tengan siempre como horizonte el bien común para combatir cualquier tipo de interés creado que afecte a la gratuidad y eficiencia del sistema sanitario público. Por ello, les ha advertido de que «la tentación de sacar provecho económico o político en detrimento de la mayoría de la población» también se da en el ámbito de la sanidad. De este modo, ha abogado por que todas las personas tengan acceso a la atención médica, «para que el sistema de salud sea apoyado y promovido, y para que siga siendo gratuito». «Recortar los recursos destinados a la sanidad es un abuso», ha asegurado.
En su intervención, el Papa ha recordado también que la pandemia ha traído otra consecuencia y es que se han ampliado las desigualdades, un mal que se ha de subsanar. Por eso, ha denunciado que no puede haber enfermos de primera y de segunda categoría. Esto se evita, según ha explicado Francisco, «empleando todas las energías y los recursos posibles para que nadie sea excluido de la asistencia sociosanitaria». «Cuando un país pierde la sanidad pública es cuando comienza a hacer distinciones entre su población, entre los que tienen acceso a la sanidad de pago y quienes se quedan sin asistencia», ha insistido el Santo Padre que ha instado varias veces a sus invitados a proteger la sanidad pública.
Por último, ha pedido que no se descuide ni la salud física ni la salud mental de los pacientes porque «una visión integral del cuidado contribuye a combatir la cultura del descarte que excluye a quienes, por distintas razones, no encajan en ciertos cánones». «En una sociedad que casi ve al enfermo como un peso, como un coste, es necesario poner en el centro lo que no tiene precio, lo que no se compra ni se vende, es decir, la dignidad de la persona», ha insistido Francisco que, por último, ha recordado que la enfermedad puede mermar la salud, pero no puede anular el valor de la vida humana, «desde su concepción hasta su fin natural».