Francisco pide «sostener a los pobres» en un mundo que pone «la riqueza en primer lugar»
En su mensaje para la VIII Jornada Mundial de los Pobres, el Papa asegura que «tienen aún mucho que enseñar»
El Papa Francisco ha pedido «sostener a los más pobres» ante un mundo que prioriza la riqueza y «que con frecuencia sacrifica la dignidad de las personas sobre el altar de los bienes materiales», en su mensaje para la VIII Jornada Mundial de los Pobres, que la Iglesia celebrará el próximo 17 de noviembre.
En este contexto, «los pobres tienen aún mucho que enseñar. Ellos reman contracorriente, poniendo de manifiesto que lo esencial en la vida es otra cosa», asegura en el texto el Santo Padre. En el documento, defiende la relevancia de esta jornada eclesial. «Es ya una cita obligada para toda comunidad» y «una oportunidad pastoral que no hay que subestimar». Y añade que «incita a todos los creyentes a escuchar la oración de los pobres, tomando conciencia de su presencia y necesidad».
El Pontífice también cree que es «una ocasión propicia para llevar a cabo iniciativas» que ayuden «concretamente a los pobres», y que sirvan para «reconocer y apoyar a tantos voluntarios que se dedican con pasión a los más necesidades», tanto religiosos como laicos. «Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumento de Dios para la liberación y promoción de los pobres, y para permitirles ser plenamente parte de la sociedad», agrega Francisco en el mensaje, que recoge EFE.
Las normas sociales
Por otro lado, el Pontífice critica los planteamientos actuales que rigen la sociedad y que, bajo su punto de vista, acaban llevando a guerras. «La mentalidad del mundo exige que nos convirtamos en alguien, que nos hagamos un nombre a cualquier precio, rompiendo las normas sociales para acumular riqueza», lamenta.
En su opinión, «la violencia provocada por las guerras muestra claramente la arrogancia de quienes se consideran poderosos ante los hombres», pero «se empobrecen por políticas equivocadas relacionadas con las armas» y causan «víctimas inocentes». «La felicidad no se puede adquirir pisoteando los derechos y la dignidad de los demás», concluye.