Francisco pide que el Mediterráneo no sea teatro de muerte e inhumanidad
Ha lamentado la situación de miles de migrantes abandonados entre Túnez y Libia y también el último bombardeo ruso sobre Odesa
Tras presidir la Misa por la Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores, el Papa se ha asomado a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico junto a una abuela y a un nieto en representación de todos los abuelos y abuelas, para los que ha pedido un aplauso y oraciones.
Antes del rezo del ángelus, Francisco ha retomado la lectura evangélica de la jornada para explicar que junto al trigo bueno hay malas hierbas. Aunque ha subrayado que querer acabar con ellas es una tentación. «No podemos crear un mundo perfecto y no podemos hacer el bien destruyendo precipitadamente lo que está mal, porque esto tiene efectos peores». El Papa ha recordado asimismo que en el corazón humano también germinan la cizaña y las malas hierbas, que es necesario identificar y erradicar. Al mismo tiempo, ha recomendado cuidar constantemente «los delicados brotes de la bondad». La herramienta para lograr todo esto es el examen de conciencia, que verifica «lo que sucede en el campo del corazón».
«Por eso, también hoy podemos hacernos algunas preguntas. Pensando en el campo del mundo: ¿Sé vencer la tentación de “hacer de cada hierba un montón”, de hacer “limpieza total” de los demás con mis juicios? Luego, pensando en el campo del corazón: ¿Soy honesto para buscar las malas plantas que hay en mí y decidido arrojarlas al fuego de la misericordia de Dios?», ha preguntado el Papa para la reflexión personal.
Migrantes varados en el desierto
Tras la oración mariana, el Pontífice ha recorrido el mundo mencionando varias tragedias. Sin duda, el Papa quedó impactado por la visita del joven camerunés Bentolo con los responsables de la ONG Mediterranea Saving Humans, quienes enseñaron al Pontífice las imágenes terribles de los migrantes varados en el desierto entre Libia y Túnez.
Este domingo Francisco ha hablado de esta situación y ha hecho un llamamiento: «Deseo llamar la atención sobre el drama que continúa consumándose con los migrantes en la parte norte de África. Miles de personas, entre indecibles sufrimientos, están atrapadas y abandonadas desde hace semanas en zonas desiertas». Por ello, ha renovado su llamamiento «a los jefes de Estado y de Gobierno europeos y africanos para que se preste ayuda y asistencia a estos hermanos y hermanas. Que el Mediterráneo no sea más teatro de muerte e inhumanidad. Que el Señor ilumine la mente y el corazón de todos suscitando sentimientos de fraternidad, solidaridad y acogida».
Hace pocos días Italia, con el apoyo de la UE, suscribió en Túnez un acuerdo para «frenar» la salida de inmigrantes similar al que ya mantiene con Libia. En la práctica supone regar con millones a ambos países para que procedan como consideren contra estas personas que buscan una vida mejor.
«Eventos climáticos extremos»
El Papa también se ha referido a «eventos climáticos extremos», como el calor y las trombas de agua y a inundaciones como las de Corea del Sur, donde el monzón de verano ha causado decenas de muertos. Francisco ha insistido en que cuidar del planeta es «un desafío urgente que no podemos retrasar».
Este domingo tampoco se ha olvidado de Ucrania, «que sigue sufriendo muerte y destrucción», en las últimas horas con una lluvia de misiles rusos en la ciudad de Odesa.