Francisco pide en Trieste cultivar una fe «que pone el dedo en las heridas de la sociedad»
Ha felicitado a la diócesis por su implicación con los migrantes provenientes de los Balcanes
En la Piazza Unità d’Italia de Trieste, Francisco ha llamado a cultivar «una fe que despierta las conciencias, que pone el dedo en las heridas de la sociedad, que denuncia las injusticias y que perturba las intrigas de quienes juegan con la piel de los débiles». Durante la homilía de la celebración eucarística que ha presidido durante su viaje apostólico, el Papa ha criticado la religiosidad que rehúye las dificultades de la vida cotidiana. Asimismo, ha definido el «consumismo» como «esa ansiedad por desperdiciar y tener más» y «un cáncer que enferma el corazón».
El Santo Padre ha llamado a imitar a Jesús, quien, al igual que los profetas, fue rechazado en su propia comunidad. Y ha matizado que la verdadera fe implica seguir a un Dios que se humilla y cuida de la humanidad. En vez de ser «un Dios fuerte y poderoso, que esté de mi lado y me satisfaga en todo», Francisco ha recordado que Jesús «muere en la cruz por amor y además me pide que supere todo egoísmo». Y citando al poeta italiano Umberto Saba, ha recordado que «Dios se esconde en los rincones oscuros de la vida y de nuestras ciudades, su presencia se revela en los rostros vaciados por el sufrimiento».
Antes de rezar el ángelus, Francisco ha definido Trieste como un ciudad con «la vocación de reunir a gente diferente» al estar «en el cruce de caminos entre Italia, Europa Central y los Balcanes. Una situación que despierta «el desafío para la comunidad eclesial y la civil de conjugar la apertura y la estabilidad». Y también «la acogida y la identidad». Pero, según el Santo Padre, la ciudad tiene «todos los papeles en regla para encarar este desafío».
El Papa ha llamado a «renovar nuestro empeño en rezar y trabajar por la paz». Finalmente, ha pedido oraciones por «la martirizada Ucrania», Palestina e Israel, Sudán, Myanmar y «cada pueblo que sufre por la guerra».
El Pontífice ha llamado asimismo a enfrentarse al mal y las injusticias, especialmente las que sufren los inmigrantes. «A esta Iglesia de Trieste quisiera decirle: “¡Adelante! Seguid trabajando en primera línea para difundir el Evangelio de la esperanza, especialmente hacia quienes llegan desde la ruta de los Balcanes y hacia todos aquellos que, en cuerpo o espíritu, necesitan ser animados y consolados”».
Finalmente, el obispo de Trieste, Enrico Trevisi, ha agradecido al Papa su visita recalcando que «somos una familia, una ciudad construida con el aporte de muchas culturas y de muchos sufrimientos». Y le ha regalado una reproducción de la Virgen de la Salud, pidiéndole su bendición para los más necesitados.