Francisco lava los pies a doce presos en el Día del Amor Fraterno - Alfa y Omega

Francisco lava los pies a doce presos en el Día del Amor Fraterno

Ha presidido la Misa in coena Domini en una penitenciaría de la localidad de Civitavecchia, cerca de Roma. Allí también ha cumplido con el rito del lavatorio de los pies

Redacción
Foto: Vatican Media.

El Papa ha celebrado este Jueves Santo, Día del Amor Fraterno, en las periferias, donde lo ha hecho siempre en cada Pascua de su pontificado, a excepción de las marcadas por la pandemia. Ha presidido la Misa in coena Domini en una penitenciaría de la localidad de Civitavecchia, cerca de Roma. Allí también ha cumplido con el rito del lavatorio de los pies. Ha llegado al centro sobre las cuatro de la tarde, donde lo han recibido sus responsables e incluso la ministra de Justicia italiana, Marta Cartabia.

Francisco ha pronunciado una breve homilía sin papeles centrada en el espíritu de servicio: «Y nosotros, muchas veces, en la vida buscamos nuestro interés como si nos estuviéramos haciendo pagar una propina entre nosotros. En cambio, es importante hacer todo sin interés, servir el uno al otro, uno es hermano del otro, uno hace crecer al otro, uno corrige al otro y así van adelante las cosas ¡Servir!».

También ha querido hablar del perdón para insistir en una hermosa idea que lo acompaña desde el comienzo de su pontificado, la de que Dios no se cansa de perdonar. «¡Dios perdona todo y Dios perdona siempre! Somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón. Y cada uno de nosotros, tal vez, tiene algo ahí en el corazón que lleva cargando desde hace algún tiempo, que es un run run, algún esqueleto escondido en el armario. Pedidle perdón a Jesús: Él perdona todo. Solo quiere nuestra confianza para pedirle perdón. Puedes hacerlo cuando estés solo, cuando estés con otros compañeros, cuando estés con el sacerdote…».

Antes de concluir la homilía, ha explicado el sentido del gesto que estaba por cumplir, el lavatorio de los pies: «Lo hago de corazón porque nosotros, los sacerdotes, debemos ser los primeros en servir a los demás, no a explotar a los demás. A veces el clericalismo nos lleva por este camino. Pero debemos servir. Esta es una señal, una señal de amor para estos hermanos y hermanas y para todos vosotros aquí; una señal que significa: “Yo no juzgo a nadie, intento servir a todos”».

Nueve hombres y tres mujeres

El Papa Francisco ha repetido este gesto de Jesús durante la Última Cena y ha lavado los pies de doce internos, nueve hombres y tres mujeres, incluidas personas de diferentes edades y nacionalidades. A causa de sus problemas de rodilla, el centro penitenciario ha habilitado una especie de estrado donde estaban sentados los internos de forma que el Santo Padre no ha tenido que arrodillarse para cumplir este gesto.

Al final de la ceremonia, la directora del centro ha dado las gracias al Santo Padre y le ha entregado una imagen del antiguo puerto de Civitavecchia, productos de la huerta cultivada por los internos y algunas obras realizadas por el personal y los reclusos. A continuación, el Papa ha mantenido un breve encuentro con unas cincuentena de personas que representaban a los cerca de 500 presos y a los funcionarios y personal del centro penitenciario. Francisco ha escuchado sus historias, ha bromeado con los presentes y, de nuevo, ha recibido varios obsequios.