Francisco lamenta la muerte del cardenal Martino
Fue un «laborioso pastor que sirvió al Evangelio y a la Iglesia», ha dicho el Papa
El Papa Francisco ha enviado un telegrama a Marcelo Martino, hermano del difunto cardenal Renato Martino, que falleció el pasado lunes 28 de octubre en su residencia de Roma, a la edad de 91 años, después de una larga enfermedad.
En la comunicación, el Pontífice ha expresado su pésame a la familia y ha definido a Martino como un «laborioso pastor que sirvió al Evangelio y a la Iglesia». «Pienso con gratitud en su larga y diligente colaboración con mis predecesores como nuncio apostólico en algunos países asiáticos y especialmente en la organización de las Naciones Unidas, donde no reservó energías para testimoniar la paternal solicitud del Papa por el destino de la humanidad».
El purpurado entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de julio de 1962, trabajando en las nunciaturas de Nicaragua, Filipinas, Líbano, Canadá y Brasil, así como en la Secretaría de Estado. A lo largo de su trayectoria eclesial, ocupó el cargo de presidente del extinto Consejo Pontificio Justicia y Paz y fue también presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes. Organismos ambos que fueron asumidos por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
De 1986 a 2002 fue observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Nueva York. Además, fue el fundador de la Fundación Camino a la Paz y cardenal protodiácono —el encargado de anunciar al nuevo Papa tras la celebración de un cónclave— desde junio de 2014 hasta octubre de 2024. Dentro de unos días habría cumplido 92 años.
Enorme compromiso
Asimismo, el Pontífice ha recordado su enorme compromiso y sensibilidad en la búsqueda del bien de los pueblos, especialmente donde le tocó servir, promoviendo en ellos el diálogo y la paz. «En las distintas funciones que le encomendaron, ha trabajado con gran dinamismo a favor del bien de los pueblos, promoviendo constantemente el diálogo y la concordia».
Finalmente, el Papa Francisco ha pedido al Señor que, «acoja a este fiel siervo suyo en la Jerusalén celestial» y de corazón imparte su bendición a los que lloran su partida, con un pensamiento agradecido de los que cuidaron de él.