Francisco: en los procesos de nulidad prima «la preocupación por la salvación de las almas»
El Papa inaugura el año judicial del Tribunal de la Rota Romana a los diez años de su reforma de las nulidades
El tema de la nulidad matrimonial ha centrado este viernes el discurso del Papa en la inauguración del año judicial del Tribunal de la Rota Romana, en el año en que se cumple el décimo aniversario de Mitis iudex Dominus Iesus y Mitis et misericors Iesus, los motus proprios con los que el Papa agilizó los procesos para declarar nulo el matrimonio.
Con su reforma, Francisco agilizó los procesos y puso a la figura del obispo diocesano en el centro de las causas, al ser el primer responsable de administrar justicia en la diócesis. «A veces es triste saber que los fieles desconocen la existencia de esta vía», dijo Francisco aludiendo a la gratuidad del procedimiento para que la Iglesia manifieste el amor gratuito de Cristo en estos casos.
El Pontífice pidió que la actividad de los tribunales se incluya en la pastoral diocesana. Para ello, encargó a los obispos que se aseguren de que los fieles conocen la existencia del proceso como posible remedio a la situación de necesidad en la que se encuentran.
En el centro de la reforma de hace una década, está «la preocupación por la salvación de las almas», que debe guiar la aplicación de las normas. «Nos sentimos interpelados por el dolor y la esperanza de muchos fieles que buscan claridad sobre la verdad de su condición personal y, en consecuencia, sobre la posibilidad de participar plenamente en la vida sacramental», ha dicho.
Para quienes han vivido una experiencia matrimonial infeliz, la verificación de la validez o no del matrimonio representa una posibilidad importante. Al garantizar el derecho de defensa y la presunción de validez matrimonial, la finalidad del proceso no es complicar innecesariamente la vida de los fieles, ni mucho menos exacerbar el conflicto, sino prestar un servicio a la verdad, informa Vatican News.
La intención, por tanto, no es favorecer la nulidad de los matrimonios, sino agilizar el proceso. Por este motivo, se ha suprimido la necesidad de una doble sentencia. Con estos cambios, se pide a quienes trabajan en este campo que sean especialmente prudentes en la aplicación de las normas.
Por último, el Papa recordó que los esposos unidos en matrimonio han recibido el don de la indisolubilidad, que no es una meta que deban alcanzar con su propio esfuerzo ni un límite a su libertad, sino una promesa de Dios. Y concluyó afirmando que la Iglesia confía a quienes atienden a estas parejas «una tarea de gran responsabilidad, pero aún más de gran belleza: ayudar a purificar y restaurar las relaciones interpersonales». Por esto pidió para ellas «la luz para acompañar a los fieles hacia Cristo, que es el juez manso y misericordioso».