«Dios nos llama a curar el cuerpo y el alma»
El Papa ha publicado un videomensaje con motivo de la Jornada Mundial del Enfermo
«No hay que olvidar nunca la singularidad de cada enfermo, con su dignidad y sus fragilidades. Es toda la persona en su integralidad la que necesita cuidados: el cuerpo, la mente, los afectos, la libertad y la voluntad, la vida espiritual…», afirma el Papa Francisco en su videomensaje con motivo de la XXX Jornada Mundial del Enfermo que se celebra cada año por la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes.
En su mensaje, el Pontífice constata la fragilidad que se desprende de la experiencia de la enfermedad, y señala que el cuidado «no se puede diseccionar», poniendo como ejemplo a tantos santos «que atendían a los enfermos siguiendo las enseñanzas del Maestro, curando las heridas del cuerpo y del alma al mismo tiempo».
El Papa también hace presente que este tiempo de pandemia invita «a reflexionar sobre otro tipo de patologías» que amenazan a la humanidad y al mundo, como «el individualismo y la indiferencia hacia los demás».
Se trata de «formas de egoísmo que desgraciadamente se amplifican en la sociedad de bienestar consumista y del liberalismo económico; y las desigualdades resultantes se encuentran también en el ámbito de la salud, donde algunos disfrutan de las llamadas «excelencias» y muchos otros tienen dificultades para acceder a los cuidados básicos».
Para curar este «virus social» el Santo Padre señala que «el antídoto» para tener «curas eficaces para todos» es «la cultura de la fraternidad, fundada en la conciencia de que todos somos iguales como personas humanas, todos iguales, hijos de un solo Padre».
El Papa posa luego su mirada en los dispensarios y en las estructuras sanitarias de los países en desarrollo así como en los numerosos misioneros que han dedicado su vida a atender a los enfermos más indigentes, en los santos y santas de todo el mundo que han puesto en marcha obras sanitarias dando lugar también al nacimiento de congregaciones religiosas.
En este sentido afirma que «hoy esta vocación y misión de cuidado humano integral debe renovar los carismas en el ámbito sanitario, para que no falte la cercanía hacia los que sufren».
Junto a ello, Francisco reitera su gratitud «a todos los que en la vida y en el trabajo están cerca de los enfermos cada día», a quienes enumera detenidamente: «las familias y amigos que cuidan de sus seres queridos con cariño; médicos y enfermeros, farmacéuticos y personal sanitario; capellanes de los hospitales, religiosos y religiosas de los Institutos dedicados al cuidado de los enfermos; y los numerosos voluntarios».
El Papa pide para ellos «que el Señor les dé la capacidad de escuchar a los enfermos, de ser pacientes con ellos, de cuidarlos de manera integral, cuerpo, espíritu y relaciones».