Francisco Cerro a víctimas de violencia machista: «La Iglesia está con vosotras»
El arzobispo de Toledo se reunió con mujeres maltratadas atendidas por la diócesis y escuchó sus problemas e inquietudes. «En ningún momento os tenéis que sentir culpables», subrayó. Desde Cáritas Diocesana de Toledo, que coordina el proyecto Rompe tu Silencio, han sido testigos de un aumento importante de peticiones de ayuda desde el final del confinamiento
El encuentro que varias mujeres maltratadas de Toledo tuvieron el martes con el arzobispo de la diócesis, monseñor Francisco Cerro, supuso para ellas un gran «consuelo y esperanza. Se fueron muy contentas, y sorprendidas por su cercanía y sencillez y por sus consejos prácticos, siempre a la luz del Evangelio». Cerro compartió durante cerca de una hora las preocupaciones de estas víctimas de violencia, a las que acompaña el proyecto diocesano Rompe tu Silencio.
Haciendo honor a este nombre, las invitó a alzar la voz y «abrir el corazón», porque «cuando se hablan los problemas ya se está buscando una vía de solución». En vísperas del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el arzobispo subrayó que «la Iglesia está con vosotras» como «madre», «os queremos y os ayudamos en este problema que marca vuestra vida». También destacó que «tenéis derecho a vivir la vida con alegría y con paz. Pero si la vivís con Dios, jamás os sentiréis solas».
En esta iniciativa contra la violencia machista, coordinada por Cáritas Diocesana de Toledo, participan el secretario diocesano de Pastoral de Migraciones, la fundación Centro de Orientación Familiar, y las delegaciones de Apostolado Seglar y de Familia y Vida. Cuenta asimismo con aportaciones privadas de particulares, parroquias e instituciones como Caixabank, Cáritas Española y el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social.
«Le voy a decir a papá que te pegue»
Después de una breve intervención de monseñor Cerro, se produjo casi media hora de intercambio informal. «Las mujeres le hicieron preguntas sobre su situación», explica Alicia Medina, coordinadora del área de Familia de Cáritas. Sacaron a la luz sobre todo «su sentimiento de culpa por las cosas de las que han sido testigos sus hijos». «En ningún momento os tenéis que sentir culpables, porque la culpabilidad destruye la vida», les respondió él.
Las participantes también compartieron sus dudas sobre cómo educar en la no violencia a los niños, algunos de los cuales han aprendido reacciones violentas; o sobre qué hacer cuando en la adolescencia «empiezan a posicionarse con el padre para salirse con la suya». Una confesó que «su hija, cuando la madre la quiere corregir, le responde “le voy a decir a papá que te pegue”». El arzobispo las animó subrayando que «el amor siempre vence», y los niños sabrán el día de mañana que fueron ellas las que los sacaron adelante. «Incluso se ofreció a hablar con ellas personalmente si tenían alguna dificultad especial».
Un amigo en el juicio… y un sacerdote
Nacido hace dos años, Rompe tu Silencio quiere ofrecer a las mujeres que sufren violencia machista algo más que lo que pueden encontrar en cualquier otra organización. «Siempre estamos a su lado en cualquier gestión» y necesidad, cuenta Medina. Tienen una psicóloga, una vivienda de urgencia para cuando se van de casa y no tienen dónde ir, y cuentan con el apoyo de tres abogados de la Delegación de Familia y Vida que las informan y tranquilizan sobre cómo va a ser todo el «largo y durísimo» proceso.
Algo especialmente necesario es la compañía de profesionales y voluntarios. Sobre todo, si se tiene en cuenta que «como parte del ciclo de la violencia, han roto la relación con sus padres, hermanos, etc. Muchas están solas», recuerda la responsable de Familia de Cáritas Diocesana. Desde el proyecto se habla con ellas en persona o por videollamada como mínimo una vez a la semana; «y al principio, todos los días. Hacemos de madre, de hermana, de amiga…». Un apoyo clave es estar a su lado durante los juicios. «No existen entidades que las acompañen en este momento, que es muy traumático porque se las cuestiona y se las pone en duda».
La participación de distintas realidades de la Iglesia local les permite también ofrecer un acompañamiento integral en todos los ámbitos: apoyo a los niños y para la inclusión en los colegios, compra de material escolar, talleres para ellas y los pequeños… Otra oferta única es la posibilidad de hablar con un sacerdote. «Como Iglesia, entendemos y somos testigos de que Dios es el único que puede curar las heridas del alma», destaca Medina. Por eso se les ofrece, pero el contacto solo ocurre «si lo piden ellas. Muchas lo hacen por el sentimiento de culpa, necesitan sentirse perdonadas».
La oleada tras el confinamiento
En la actualidad atienden a unas 50 mujeres en distintas etapas de su proceso, incluidas media docena que aún conviven con su maltratador. «Hemos aprendido a ser muy respetuosos, porque si se las impulsa a que denuncien y la decisión no está bien madurada, pueden acabar volviéndose atrás», explica la coordinadora de Cáritas. Eso sí, «colaboramos con la Policía, que nos alerta del nivel de riesgo» de cada caso.
Durante la pandemia, su labor se ha intensificado muchísimo, al mismo ritmo que se ha agravado la violencia machista. «En el confinamiento no tuvimos muchas llamadas nuevas, pero la situación de las mujeres que convivían con el agresor se agravó muchísimo», al tiempo que se reducían las posibilidades de mantener el contacto con ellas. «Una vez comenzó la desescalada, ha habido una oleada. Entre julio y septiembre hemos atendido a un 80 % más de mujeres» que en el mismo período del año anterior.