Francisco anima a practicar «el lenguaje del amor y del servicio»
El Pontífice, que ya está en Timor Oriental, aprovechó este último encuentro en Papúa Nueva Guinea para destacar su belleza natural y su riqueza multicultural
El Papa ha escuchado con la ternura de un padre el testimonio de tres jóvenes de Papúa Nueva Guinea en su última cita en el país antes de poner rumbo a Timor Oriental. Hablaron de problemas como la pobreza, el consumo de alcohol y drogas o el abuso intrafamiliar, que están incrustados en la sociedad y suponen un lastre para su desarrollo. Francisco —con gesto consternado— acogió sus historias e hizo suyo su dolor. La primera fue la joven Patricia Harricknen-Korpok, miembro de la Asociación de Profesionales Católicos, quien hizo presente los retos que supone dar testimonio de la fe y la moral católicas en una sociedad fuertemente influenciada por la industria del entretenimiento, las redes sociales y la tecnología. Ryan Vulum compartió su terrible experiencia de infancia en una familia desestructurada y dijo que la Iglesia se convirtió en su refugio. La última fue Bernadette Turmoni, miembro de la Legión de María, que abordó el tema de los abusos sexuales en el seno de las familias. «Los que son víctimas se sienten poco queridos y respetados, lo que puede llevarles al suicidio o al abandono de sus familias», dijo.
Después fue el turno del Papa. En el Estadio Sir John Guise de Puerto Moresby no había ni un alfiler. Ante cerca de 10.000 jóvenes e instó a «enfrentar el futuro con sonrisas de esperanza». «Lo más importante no es caer, sino no permanecer en el suelo», enfatizó.
Francisco aprovechó su último encuentro en Papúa Nueva Guinea, un país multiétnico del Pacífico con más de 800 lenguas indígenas, para destacar su belleza natural y su riqueza multicultural. «Gracias por su alegría, por cómo han narrado la belleza de Papúa, donde el océano se encuentra con el cielo, donde nacen los sueños y surgen los desafíos», señaló el Pontífice que centró su discurso en el relato bíblico de la Torre de Babel, en el que se contraponen dos modos opuestos de vivir y de construir la sociedad. «Uno lleva a la confusión y a la desesperación, mientras el otro, a la armonía del encuentro con Dios y con los hermanos. Confusión de una parte y armonía de otra. Esto es importante», dijo el Papa quien al final optó por dejar de lado el discurso que tenía preparado e improvisar sus palabras.
Francisco entabló así un dialogó con los jóvenes papús sobre la importancia del lenguaje para crear unidad y dijo que sólo el lenguaje del amor nos ayuda a superar la confusión y la división. «Piensen un poco. ¿qué hay contra el amor? El odio. El odio. Pero también hay una cosa, quizá más fea que el odio: la indiferencia hacia los demás. ¿Han entendido que es el odio y qué es la indiferencia? Saben que la indiferencia es algo muy malo, porque dejas a los demás en el camino, no te interesas en ayudar a los demás. La indiferencia tiene las raíces del egoísmo», explicó.
Tras este encuentro el Papa ha puesto rumbo a Timor Oriental, tercera etapa de su gira por Asia y Oceanía. Francisco ha aterrizado en el aeropuerto de Dili, capital de Timor Oriental, a las 14:14 h. (7:14 hora de Roma) del 9 de septiembre de 2024, tras un vuelo de casi 3 horas desde Port Moresby (Papúa Nueva Guinea). El Pontífice pasará tres días en este joven país, el más católico del mundo después del Vaticano, antes de dirigirse a Singapur.