Francisco agradece a los obispos europeos «su unánime respuesta» para ayudar a los ucranianos
«El grito de nuestros hermanos nos empuja no solo a realizar una reflexión seria, sino a llorar con ellos y a ocuparnos de ellos», ha señalado el Papa en su mensaje a los obispos europeos, reunidos en Bratislava del 17 al 20 de marzo en la tercera edición de las jornadas European Catholic Social Days
«El grito desgarrador de nuestros hermanos ucranianos nos empuja, como comunidad de creyentes, no solo a realizar una reflexión seria, sino a llorar con ellos y a ocuparnos de ellos; a compartir la angustia de un pueblo herido en su identidad, en su historia y tradición». Este es el mensaje que el Papa Francisco ha enviado a los participantes en la tercera edición de los European Catholic Social Days, que desde el pasado jueves y hasta el domingo 20 de marzo reúnen en Bratislava a representantes de las conferencias episcopales de toda Europa y a delegados de obras sociales de cada país.
A los presentes en las jornadas, que tienen lugar en Eslovaquia —país que comparte frontera con Ucrania y recibe estos días miles de refugiados—, Francisco ha querido recordar que «la sangre y las lágrimas de los niños, el sufrimiento de mujeres y hombres que defienden su tierra o huyen de las bombas, han de sacudir nuestra conciencia». Una vez más, ha recalcado el Pontífice, «la humanidad se ve amenazada por el abuso perverso del poder y de los intereses partidistas, que condena a personas indefensas a sufrir todas las formas de brutal violencia».
En el texto, dirigido a Gintaras Grušas, arzobispo de Vilna y presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) —institución organizadora del evento junto con COMECE y la Iglesia local— el Santo Padre agradece a sus hermanos en el episcopado «su pronta y unánime respuesta en ayudar a esa población, garantizando la ayuda material, la acogida y la hospitalidad». Y les ha pedido: «No nos cansemos de esto, y no dejemos de invocar la paz de Dios y de los hombres». «Seguid orando, para que los que tienen el destino de las naciones remuevan cada piedra para detener la guerra y abrir un diálogo constructivo para poner fin a la inmensa tragedia humanitaria que está causando».
Para que esto ocurra, también es urgente «revisar el estilo y la eficacia del ars política», ha añadido. La guerra, que «deja el mundo peor y es un fracaso de la política y de la humanidad, una rendición vergonzosa a las fuerzas del mal, puede suscitar una reacción de signo contrario, un compromiso de restablecer una arquitectura de paz a nivel global». El Papa ha constatado aquí que la «casa europea», «nacida para garantizar la paz tras las guerras mundiales, tiene un papel primordial».
En el contexto de la pandemia
Las jornadas sobre el trabajo social que hace la Iglesia católica en Europa han elegido un título, Europa más allá de la pandemia: uno nuevo comienzo, que «invita a la reflexión sobre la transición que se está produciendo en la sociedad europea», ha señalado Francisco. «La pandemia ha causado importantes daños sociales, económicos, culturales e incluso eclesiales. En esta situación, marcada por el sufrimiento, han crecido los miedos, aumentado la pobreza y se ha multiplicado la soledad». «Mientras que muchos han perdido sus trabajos y viven de manera precaria, para todos ha cambiado la forma de relacionarse con los demás. En este contexto, la vida eclesial no ha estado exenta de muchas dificultades, sobre todo por limitación de las actividades pastorales», ha reconocido el Santo Padre.
«Como cristianos y como ciudadanos europeos —finaliza el texto del Papa— estamos llamados a realizar con valentía lo que promovía uno de los grandes padres fundadores de la Unión Europea, Alcide De Gasperi, cuando hablaba “del bien común de nuestras patrias europeas, de nuestra patria Europa”».