Francisco, a las autoridades civiles: «Solo el encuentro y la acogida dan frutos a largo plazo»
La inmigración y la reconciliación del país centran las palabras del Papa ante los responsables políticos chipriotas
«Es un viaje bonito, pero tocaremos heridas», ha reconocido el Papa Francisco este miércoles a los periodistas que le acompañan en su viaje a Chipre. Antes de partir al aeropuerto de Roma ha saludado a varios emigrantes que él mismo trajo en su avión desde Lesbos, aventurando uno de los temas clave que tocará estos días.
En su saludo a las autoridades civiles a su llegada al país, el Papa ha recordado que «esta isla representa una perla de gran valor en el corazón del Mediterráneo», una perla que se forma gracias al paso «de las culturas que a lo largo de los siglos se encontraron y mezclaron». Volviendo al presente, este mismo fenómeno se da hoy con la presencia de tantos inmigrantes en el país, «porcentualmente la más relevante de la Unión Europea». En este sentido, «es importante tutelar y promover a cada componente de la sociedad, de modo especial a los que estadísticamente son minoritarios», subrayó Francisco.
Junto a ello, «lo que garantizará un desarrollo sólido y duradero será el compromiso por promover la recuperación de la sociedad» en este tiempo de reactivación económica, algo que debe concretarse «en una decidida lucha contra la corrupción y las plagas que atentan contra la dignidad de la persona, como por ejemplo el tráfico de seres humanos».
Francisco aludió también a la «terrible laceración» que ha padecido Chipre en los últimos decenios debido «al sufrimiento interior de cuantos no pueden regresar a sus casas y lugares de culto», algo que debe ser sanado con «la fuerza paciente y humilde del diálogo», de modo que «alimentemos la esperanza con el poder de los gestos en lugar de poner la esperanza en los gestos de poder».
Concretamente, el Papa ha pedido a las autoridades civiles del país «un compromiso por entablar un debate sincero que ponga las exigencias de la población en primer lugar», y «una implicación cada vez más activa de la comunidad internacional», que conduzcan «a la salvaguardia del patrimonio religioso y cultural, y a la restitución de cuanto en este sentido es más querido por la gente, como los lugares o al menos los objetos sagrados».
En esta coyuntura, «no dejemos prevalecer el odio, no renunciemos a curar las heridas, no olvidemos los casos de las personas desaparecidas», solicitó el Pontífice. «Y cuando venga la tentación del desánimo, pensemos en las generaciones futuras, que desean heredar un mundo pacificado», añadió.
«No serán los muros del miedo ni los vetos dictados por intereses nacionalistas los que contribuirán al progreso, ni tampoco la recuperación económica por sí sola», advirtió Francisco, sino que mirando la historia de Chipre «podemos ver cómo el encuentro y la acogida han dado frutos beneficiosos a largo plazo».