Francia elige presidente, el domingo. Sarkozy defrauda; Hollande asusta - Alfa y Omega

Francia elige presidente, el domingo. Sarkozy defrauda; Hollande asusta

Entre el conservador Nicolás Sarkozy y el candidato socialista François Hollande, ¿por quién votarán, este domingo, los católicos practicantes franceses, el 14% de la población? Ha defraudado el Presidente Sarkozy, que llegó a la Presidencia como gran reformador, dispuesto a sepultar la herencia del 68 y a promover valores como el esfuerzo, además de promover la llamada laicidad positiva de cooperación entre Iglesia y Estado. Enfrente, Hollande está dispuesto a legalizar la eutanasia, o el llamado matrimonio homosexual

Jesús Colina. Roma
Portadas de diarios franceses, del día 23 de abril.

En la primera vuelta, Nicolás Sarkozy fue el candidato preferido de los católicos, con un 38 % de apoyos, según un sondeo, frente al 27,18 que obtuvo el Presidente a nivel nacional. Le siguió, en apoyo católico, el socialista François Hollande (22 %), el más votado en las elecciones (28,63 %). El candidato católico y centrista François Bayrou obtuvo el 17 % del voto católico, frente a un 9,1 % en el cómputo global. Marine Lepen obtuvo el 17 % de voto católico, una décima menos que en el conjunto de Francia.

El programa de un presidente

Pero, el domingo, se decide solamente entre dos candidatos. Un punto especialmente sensible para los católicos es el respeto a la vida. El favorito, Hollande, se ha mostrado favorable a la cobertura económica del aborto, también para las adolescentes, incluso sin informar a los padres. Su programa promueve, además, la investigación con embriones humanos. Al mismo tiempo, ha prometido la liberalización de la eutanasia.

Sarkozy, sin ser pro vida, es mucho más moderado en sus propuestas, y se concentra más bien en la promoción de métodos anticonceptivos. En cuestión de investigación sobre embriones, impone algunos límites. Por lo que se refiere a la introducción de la eutanasia, se ha opuesto con rotundidad, advirtiendo ante los riesgos que implicaría.

La posición de los dos candidatos sobre el respeto a la familia también es divergente. Hollande ha prometido una ley de matrimonio homosexual para el inicio de su legislatura en caso de ser elegido, que permita la adopción de niños por parte de homosexuales. Sarkozy se opone.

En materia educativa, se revela también Hollande como un promotor de la laicidad militante, que ve la educación nacional como instrumento de ideologización. El bagaje de Sarkozy, en esta materia, es mucho más atractivo para el electorado católico. Es él quien ha acuñado el término de laicidad positiva, y presenta un programa educativo utilitarista, al servicio de la identidad nacional y de la capacitación profesional.

Orientaciones de los obispos

El único documento oficial de la Conferencia Episcopal Francesa sobre estos comicios fue emitido, en el mes de octubre, con el título Elecciones, ¿un voto para qué sociedad? Los prelados galos ofrecían trece puntos de discernimiento: el respeto a la vida naciente, a la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, a la libertad educativa de los padres, la integración de los jóvenes en la sociedad, la violencia en las banlieues (los suburbios de las grandes ciudades), la ecología humana, la creación de empleo y la justicia salarial, la cooperación internacional ligada a políticas reguladas de inmigración, la atención a los discapacitados (hoy, con frecuencia, abortados en el embarazo), el final de la vida (rechazo moral de la eutanasia y promoción de cuidados paliativos), la conservación del patrimonio cultural del país, una Europa al servicio de la persona y no una Europa de meros consumidores, una laicidad de separación y diálogo Iglesia-Estado.

Principios no negociables

Ahora bien, algunos prelados, como monseñor Dominique Rey, de la diócesis de Tolón, o monseñor Marc Aillet, de Bayona, han publicado cartas a sus fieles para recordar que no todos los elementos de discernimiento tienen el mismo peso. Monseñor Rey ha recordado la enseñanza de Benedicto XVI en la que ha expuesto los tres principios no negociables para el católico: el respeto a la vida, a la familia y la libertad educativa. Si un candidato promueve valores válidos en otros campos, pero atenta frontalmente contra uno de estos criterios, no puede justificar el voto de un católico.

Además de estas consideraciones, los obispos han alertado de los peligros del clima de apatía en general hacia la política. El Presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, el cardenal André Vingt-Trois, alertó sobre este aspecto, el pasado mes, y se declaró muy preocupado por el escepticismo con que los electores miran la acción política, a los políticos en general y a los candidatos a las elecciones en particular: «Sería un fracaso de la democracia -dijo-, si los electores renunciaran a votar porque dudan de las soluciones que se les ofrecen». Una de las consecuencias de ese descrédito de la política ha sido el aumento de apoyos de las opciones extremistas, tanto la nacionalista, que representa el Frente Nacional, como las de extrema izquierda, con el 11,1% de votos de Mélenchon en la primera vuelta.