Forta, un taller matrimonial «para reencontrarnos con Dios y con el otro» - Alfa y Omega

Forta, un taller matrimonial «para reencontrarnos con Dios y con el otro»

«Sí, se puede ser feliz en el matrimonio», dicen los responsables del Forta, una iniciativa de Schoenstatt para renovar la vida en pareja y la relación con Dios

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
«Solos no podemos, necesitamos a Dios», dicen los responsables del Forta. Foto: Forta.

«Lo que más me ha gustado del Forta ha sido tener la oportunidad de abrirme a mi marido y él a mí, de decirnos cosas que teníamos guardadas y poder volver a empezar», dice una de las participantes en el último taller de Fortalecimiento Matrimonial, un proyecto de Schoenstatt para ofrecer a los esposos un fin de semana en el que reencontrarse el uno al otro y con Dios para profundizar en su vida matrimonial.

El Forta va dirigido a todos los matrimonios, porque «a todos la vida nos come, nos hace poner el foco en lo cotidiano, en lo urgente, en lo inmediato y aparcamos lo importante, lo verdadero, aquello que nos ayuda a crecer. Nos hemos acomodado, enfriado y adormecido», afirman Tano y Belén, uno de sus matrimonios responsables. Por eso, su propuesta es «descubrir de nuevo aquello que nos enamoró».

Desde que empezó su camino en España en el año 2016, cerca de 300 matrimonios han pasado por el taller. Próximamente tendrá lugar la novena edición, del 21 al 23 de abril, para cuya participación ya hay plazas disponibles en su página web, y del 15 al 17 de septiembre se celebrará la décima.

Como el fin de semana solo se puede realizar una vez en la vida, «lo cierto es que no podemos contar mucho», dicen Tano y Belén, que sin embargo destacan un elemento clave: «Dejarse sorprender, abandonarse y confiar».

¿Qué es y cómo surgió?

El Fortalecimiento Matrimonial cumplirá pronto 40 años. Nació en 1985 en México, dentro de la Pastoral Familiar de Schoenstatt y, desde allí, voló a otros países: Chile, Costa Rica, Paraguay, Ecuador, Argentina, Estados Unidos, Bolivia, Brasil, Alemania, Italia… En mayo de 2015, un grupo de españoles viajó a Costa Rica para participar en el taller y traerlo a nuestro país en septiembre de 2016.

«El Forta es un regalo para el matrimonio. Por eso, es mejor no saber nada de lo que va a ocurrir. Merece la pena esperar a abrir ese regalo durante el fin de semana», añaden. Esos dos días «se experimenta el cariño, el respeto y el cuidado», y se vive «una experiencia especial y única, sabiendo que son Dios y la Virgen quienes realmente conducen el taller».

Los que lo preparan «ponemos mucha delicadeza en todos los detalles», para que los matrimonios experimenten «el reencuentro y el reencantamiento del uno por el otro» y así descubran «que sí se puede ser feliz en el matrimonio».

Puntos débiles

En todos estos años, Belén y Tano han podido observar que a las parejas de hoy «les falta tiempo de calidad» para estar juntos. Así, muchas veces «posponen e incluso evitan estar juntos y dedicarse espacios y tiempos en los que conversar, rezar, disfrutar de un paseo, una cena…». Lamentablemente, «nos dedicamos a lo urgente y a lo inmediato y se nos escapa el tiempo para lo verdaderamente importante: el otro».

Junto a ello, hay otros puntos débiles, que se resumen en «si estoy centrado en el yo o soy capaz de enfocarme en el tú: ¿Te miro? ¿Te veo? ¿Cómo es mi mirada hacia ti? ¿Te pido perdón? ¿Soy capaz de perdonar? ¿Cuándo te di las gracias por última vez? ¿Agradezco el don de tu vida?».

Junto a ello, muchas parejas viven «la dificultad en experimentar la presencia de Dios en su vida y en su matrimonio», porque «solos no podemos, lo necesitamos a Él para que acompañe y sostenga nuestro matrimonio».

Después del Forta

Tras el taller, los matrimonios «salen renovados», porque han tenido «un reencuentro de corazón» entre ellos y al mismo tiempo han experimentado «que Dios está en su vida».

Y no se los deja solos, porque, aunque el Forta solo se vive una vez, quienes lo hacen tienen la posibilidad de participar en dos encuentros en los que comparten lo vivido con otros a través de charlas, dinámicas, actividades, momentos lúdicos, cenas, momentos de oración y también de la participación en la Misa.