For greater glory (Cristiada). Conmovedora historia de martirio
Por fin llega a nuestras pantallas la esperada Cristiada, que se estrena con el nombre de For greater glory; una impresionante y conmovedora película sobre la guerra cristera mejicana y sobre el martirio de José Sánchez del Río. Un tema difícil tratado con exquisitez y acierto. Una de esas cintas imprescindibles para la historiografía fílmica de la Iglesia
Capital mejicano se pone al servicio de una superproducción dirigida por Dean Wright, debutante director nominado al Oscar en 2006 por los efectos visuales de Las crónicas de Narnia, y anteriormente conocido por sus trabajos en Titanic o El señor de los anillos.
El productor mejicano Pablo Barroso, tras reunir varios guiones sobre la Cristiada, o guerra de los cristeros, contrató al guionista hollywoodiense Michael Love para que unificase las historias, y así afrontar una producción de 10 millones de dólares que contara las luces y sombras de aquellos sucesos que llenaron de sangre las páginas de la historia de México y de la historia de la Iglesia de los años veinte.
La película, que se estrena con el nombre de For greater glory (Para mayor gloria), abarca desde la promulgación de la ley anticatólica del Presidente revolucionario Plutarco Calles, hasta el acuerdo entre México y Roma, propiciado por los Estados Unidos, y que acabó con la revuelta cristera. Aquella ley supuso el asesinato público de sacerdotes y católicos, la destrucción de iglesias, y la persecución a muerte de cualquier síntoma de religiosidad. Gran parte del pueblo creyente, y algunos sacerdotes, decidieron parar esa barbarie a toda costa, y acabaron cogiendo las armas para enfrentarse al Gobierno. Comenzó así la guerra cristera, que dejó miles y miles de muertos en ambos bandos.
En el film están nítidamente dibujadas las principales fisonomías que se pueden encontrar en una disyuntiva histórica como la guerra cristera: el mártir, el apóstata, el converso, el cura guerrillero, el cristófobo, el vengativo…, y la película deja muy claro que la posición del mártir es la más fiel a la vocación cristiana. Además, los personajes que encarnan cada una de estas opciones tienen un desarrollo dramático complejo, propio de un buen guión.
En la película hay tres mártires que, sin duda, son el punto más luminoso de toda la enorme galería de personajes: el niño José Sánchez del Río —uno de los grandes protagonistas—, su maestro, el padre Christopher —encarnado por un breve pero conmovedor Peter O’Toole—, y Anacleto González Flores, un abogado interpretado por Eduardo Verástegui. Aunque en los tres tiene luz propia la fuerza de su fe, es el caso del niño José el más impactante por su evolución, su radicalidad y también —sin duda— su dureza. José tiene muchas oportunidades de salvar la vida: sólo tiene que negar a Cristo. Pero ni la tortura ni el dolor de sus padres podrán disuadirle de gritar: ¡Viva Cristo Rey! hasta el momento final. Las tres muertes están rodadas con un cierto hiperrealismo, no morboso ni gore, pero su resultado es muy verista y estremecedor. De ellos, es el padre Christopher el que deja más claro su rechazo de la violencia en nombre del Evangelio.
Hacia el encuentro con la fe
Otro personaje interesante es Enrique Gorostieta, un militar descreído que acepta liderar las tropas cristeras por dinero y ambición de poder. Pero los testimonios que descubre a su alrededor, y especialmente el niño José, van a ir cambiando su corazón hacia el encuentro con la fe. Andy García interpreta brillantemente a este General, que sobre el papel podía resultar antipático al público, y que el actor hollywoodiense de origen cubano hace atractivo desde el primer instante. Tanto Gorostieta como el padre Vega —encarnado por el venezolano Santiago Cabrera— representan la contradicción entre violencia y cristianismo. Ellos discuten sobre el asunto, y son conscientes de que sus decisiones necesitan del perdón de Dios. Hacen un camino de cierto arrepentimiento que les lleva hacia la confesión.
Esta cinta es muy coral, y nos ofrece un abanico de personajes llenos de matices: sacerdotes, niños, mujeres, bandoleros, verdugos…, encarnados algunos por formidables intérpretes como Eva Longoria, Catalina Sandino, Oscar Isaac, Bruce Greenwood, o el cantante panameño Rubén Blades, en el papel del presidente Plutarco E. Calles.
Dean Wright
México
2012
Bélico
+16 años