Fernando Savater: «Que los aparatos sean más sofisticados que los usuarios es un problema»
El filósofo fue el encargado de abrir el I Encuentro Iberoamericano de Profesores de Humanidades, que reunió en Madrid a cientos de docentes. Allí alertó de que si abandonamos las disciplinas humanistas «estamos destinados a convertirnos en máquinas»
¿Qué diagnóstico hace sobre la situación de las humanidades?
Los saberes que hoy obtienen más apoyo educativo, social y económico son los instrumentales, los que sirven para resolver problemas técnicos o mejorar los instrumentos que utilizamos en la vida cotidiana. Son herramientas para un fin. Los saberes humanísticos se preocupan de ese fin, del para qué. Estamos fascinados por la técnica, por las capacidades que tenemos y, sin embargo, no hay una pregunta sobre para qué todo esto. La educación debería reivindicar los saberes humanistas, los que buscan el fin de las cosas.
¿Qué consecuencias tiene no hacerlo?
Es un achatamiento de la vida de las personas. Hay quien sabe usar instrumentos avanzados, pero en sus reflexiones sobre qué significa vivir, las relaciones o los grandes temas como la muerte o la libertad son adocenados. Siguen la moda. Que los aparatos sean más sofisticados que los usuarios es un problema.
¿Qué le parece la reducción de materias humanistas en la escuela?
Es una pérdida, aunque habría que saber cómo se daban esas asignaturas.
Los jóvenes de hoy tienen acceso a una gran cantidad de información, pero no toda es cierta.
Hay un problema con la mentira. La educación es, en último término, la lucha por la verdad, el intento de conseguir verdades que puedan mejorar la vida de los que las aprenden. Proliferan voces en internet con mentiras y disparates. La educación es hoy más importante que nunca. Nos tiene que servir para orientarnos en ese mar de información.
Más de 600 docentes —de historia, filosofía y religión— se reunieron el pasado sábado en Madrid en el I Encuentro Iberoamericano de Profesores de Humanidades, organizado por Siena Educación con el objetivo de impulsar iniciativas en favor de la enseñanza de estas materias en la escuela, en claro retroceso. Hubo espacio para analizar la relación de las materias humanistas con la tecnología. Se hizo de la mano, entre otros, de Richard Benjamins, responsable de la estrategia de inteligencia artificial (IA) de Telefónica, que afirmó que herramientas como la IA son una oportunidad para que los alumnos piensen más o de una forma distinta: «ChatGPT no va a hacer que los alumnos piensen menos».
También se habló del vínculo de las humanidades con la salud mental o la espiritualidad. «Los docentes están sosteniendo una infancia y una juventud a la deriva y desilusionada por la falta de transcendencia», dijo Javier Urra, doctor en Psicología y exdefensor del Menor de la Comunidad de Madrid. «En un mundo donde la tecnología modela la vida, tenemos que preguntarnos qué nos identifica», añadió Andreas Schleicher, director del área educativa de la OCDE. José María de Moya, director general de Siena Educación, constata en conversación con Alfa y Omega tras el encuentro que entre los docentes «hay hambre de humanidades» ante la avalancha de competencias tecnológicas y «fatiga digital». En su opinión, la formación humanista es «una brújula para moverse en este mundo incierto». Así, el año que viene incorporarán al encuentro a docentes de literatura y arte.
¿Qué tiene que decir sobre la inteligencia artificial?
Es otro medio, otro instrumento. No es inteligencia más que porque la llamamos así. Podríamos llamar a una biblioteca inteligencia humana, porque ahí hay mucho saber depositado y lo podemos utilizar. Siempre me ha parecido más inteligente una biblioteca que un aparato. Dicho esto, la inteligencia artificial puede tener utilidad. Todos usamos instrumentos que hace 20 años ni siquiera imaginábamos. Si son útiles, soy el primero en utilizarlos. Ahora, también sé que no dan el sentido de la vida.
¿Hemos confiado en que la ciencia nos iba a dar respuestas a todo?
La ciencia da respuestas a preguntas científicas y no todas las preguntas son científicas. Por ejemplo, responde a la pregunta de qué hora es, pero no a qué es el tiempo. Las preguntas humanistas no están enfocadas a lo que vamos a hacer, sino a lo que somos.
¿Cuál es la pregunta que el hombre de hoy no se hace y debería hacerse?
Los temas siempre son los mismos: el amor, la muerte, la libertad, la convivencia, la soledad. Son las cosas que están en los libros, en la filosofía, y no en la inteligencia artificial.