Fenómeno fan con pañales - Alfa y Omega

Vaya por delante que veo el punto que nuestro Teo analiza en estas páginas sobre el fenómeno Swift y sus bondades. Pero necesito poner la guinda del pastel. Intentaba infructuosamente llegar a casa con una maleta desde Nuevos Ministerios uno de los días de los multitudinarios conciertos en el Bernabéu. Imposible entrar en el metro; menos aún coger un taxi o un VTC. Así que agarré el equipaje y paseé a la una de la mañana hasta un lugar alejado de fans trasnochadores. Delante de mí otra chica hizo lo propio. Mientras caminaba, relataba en un pódcast de voz su experiencia. «He visto a 25 personas desmayarse». «Bebí agua para no deshidratarme porque hacía mucho calor. Pero no perdí mi sitio en primera fila porque copié una idea de una fan de Lisboa: me puse pañales». «He repartido 20 de mis pulseras a otras swifties». «Se me ha roto el vestido; me da pena, he estado tres meses confeccionándolo». Por mucho que esta estadounidense sea un aliciente para los jóvenes, que hasta votan gracias a ella, creo que veo masa obnubilada y falta de sentido común a chorros en la obsesión por una persona que se dedica a cantar con botas de cowboy hasta el punto de ponerse pañales o desmayarse por no perderse un acorde.

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