Faltan costaleros para la Semana Santa: «Vamos a pagar para que saquen la imagen»
Badajoz, Guadix, Palencia, Toledo… En numerosas ciudades y pueblos de España la salida de las procesiones está comprometida por el miedo a la COVID-19 y por la falta de relevo generacional
«Esta Semana Santa necesitamos movilizar más de 500 costaleros y costaleras, y de momento solo somos 280», lamenta Ricardo Becerra, presidente de la Asociación de costaleros y capataces San José, de Badajoz. «Falta gente joven, necesitamos un relevo generacional», añade.
La situación de cara a esta Semana Santa se complica porque cada cinco años salen a la vez a las calles de Badajoz todos los pasos de Semana Santa durante el Viernes Santo, y este año toca… «No sé qué vamos a hacer, tendremos que turnarnos, o ir menos costaleros por cada paso…, pero no vamos a dejar de salir a la calle ni vamos a dejar las imágenes en casa», asegura.
Eso conllevará «más esfuerzo», porque «nosotros somos cada vez más mayores y los pasos siguen pesando lo mismo», dice Becerra, que cuenta asimismo que antes de la pandemia «se apuntaban cada año 30 o 40 chicos y chicas nuevos, pero este año no han llegado a diez».
El presidente de la Asociación de costaleros y capataces San José entiende que «la gente tiene más reparo a salir, por la situación sanitaria, y es lógico», por lo que desde la asociación están haciendo un llamamiento a los pueblos colindantes para que echen una mano, «pero todo el mundo está “pelado”. La gente está para cubrir apenas sus pasos, y no para ayudar a otros». Para Becerra, lo que está sucediendo supone un auténtico «retroceso» en el mundo costalero.
«Hasta que el cuerpo aguante»
De la misma opinión es Francisco Javier López, presidente de la Junta gestora de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, de Guadix. Este año será la primera vez que la hermandad va a recurrir a costaleros de fuera, una cuadrilla de Granada, a los que darán una gratificación que luego ellos donarán a su cofradía. «Llevamos varios años saliendo con lo justo, con menos costaleros de los que precisaría cada imagen. Nosotros estaremos hasta que el cuerpo aguante», asegura.
Esta situación en Guadix no es nueva, «porque la ciudad ha ido perdiendo habitantes en los últimos años, y se siguen manteniendo 17 cofradías y todas sus salidas en Semana Santa».
«Es habitual que nos ayudemos unos a otros, pero este año la situación se ha agravado», asegura López, para quien la pandemia ha sido solo «un período de transición en el que hemos perdido el hábito de salir, pero la razón de la falta de costaleros no es esa. De hecho, en mi cofradía solo una persona va a dejar de salir por este motivo». Para él, la causa principal es que «cada vez hay menos jóvenes en Guadix, y los que hay no están por meterse debajo de un paso».
La situación está siendo común en toda España, pues a Badajoz y Guadix se unen los llamamientos públicos que han hecho la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia, en Palencia, o la Cofradía de la Virgen del Amparo y la Hermandad del Cristo de la Misericordia, en Toledo. Y hay más…
Sin embargo, a Ricardo Becerra no le falta la esperanza de que esta Semana Santa se convierta «en un tributo a todos aquellos que no han podido salir estos dos años», y que «sacar nuestra fe a la calle un rayo de luz para tanta gente que lo necesita».
«La secularización está arrollando la Iglesia y está pasando por encima de todos, y las cofradías no íbamos a ser menos», asegura Francisco Javier López, presidente de la Junta gestora de la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad de Guadix. Para él, la religiosidad popular es una gran esperanza eclesial «pero hay mucha emotividad y falta formación».
Es consciente de que las hermandades en las grandes ciudades «están sobreviviendo, pero ya hay incluso algunas que están teniendo problemas» de falta de costaleros. Además, «en la mayoría de cofradías estamos los que tenemos 40 años o más, y los jóvenes de 18 o 20 años son los hijos de los que ya estamos. Entre medias hay toda una generación que es ajena al mundo cofrade».
Junto a ello, López lamenta que en ocasiones «se está sustituyendo la devoción popular por una especie de “deporte sacro”: costaleros que se toman esto como un deporte, una moda o una experiencia. Es algo que te puede acercar a Dios, pero también puede ser que no…».