Estas son las tres rosas que el cardenal Cobo invita a ofrecer a la Inmaculada
«María se ha atrevido a creer más en Dios que en el miedo», ha dicho el arzobispo de Madrid en la parroquia Nuestra Señora de la Concepción. Ha invitado a ofrecerle tres compromisos como tres rosas
«¿Dónde estás? ¿Dónde estás para tu familia, para tu comunidad, para tu barrio? ¿Dónde estás para los que dependen de ti o para los que te cuidan? ¿Dónde estás para tu parroquia? ¿Dónde estás ante la Creación y ante el mundo que Dios te ha dado?».
Con estas preguntas ha interpelado el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, en el día en el que la Iglesia celebra la solemnidad de la Inmaculada Concepción. La Eucaristía, celebrada en la parroquia Nuestra Señora de la Concepción, ha sido retransmitida por La 2 de TVE este lunes 8 de diciembre.

En su homilía, el cardenal ha invitado a la comunidad a escuchar la pregunta que Dios dirige al ser humano desde el Génesis: «¿Dónde estás?», una llamada que —ha recordado— no es un reproche, sino una búsqueda amorosa. En el día de la Inmaculada, ha señalado, Dios «ha vuelto a caminar por el jardín de nuestra historia» para interpelar personalmente a cada creyente.
Primera discípula
Así, el arzobispo de Madrid ha destacado el papel de María como inicio de una «corriente nueva», capaz de romper la cadena del mal que comenzó con Adán y Eva. Frente a la tentación de replegarse, de pensar solo en uno mismo o de dejarse seducir por la vieja serpiente que «siempre ronda», la Inmaculada se ha presentado como la puerta abierta hacia la esperanza.
«María —ha afirmado Cobo— se ha atrevido a creer más en Dios que en el miedo. Si Eva dijo “no”, María ha dicho “sí” y ha permitido que Dios entre en la historia». El cardenal ha subrayado que la Iglesia celebra a María no solo como modelo, sino como primera discípula que nos incluye en su corriente de gracia. Su corazón limpio ha dado al mundo al Salvador y, con Él, la posibilidad real de una humanidad renovada.
Tres rosas
Por ello, el arzobispo de Madrid ha propuesto a los fieles tres compromisos concretos, presentados como tres rosas para la Purísima, para vivir esta solemnidad y el Adviento con profundidad. En primer lugar, el compromiso de escuchar como María escuchó: «No basta venir a Misa —ha señalado—; necesitamos escuchar lo que Dios quiere sobre nosotros y sobre nuestra Iglesia».
En segundo lugar, el de ofrecerse a Dios. Con el mismo «hágase» de María, el cardenal ha invitado a ofrecer la vida, las enfermedades, las preocupaciones y la fragilidad desde la confianza: «Arriesgar a confiar».

La última de las tres rosas es el compromiso de transparentar a Dios. Es decir, dejar que otros vean a Dios en nuestra vida mediante gestos concretos y pequeños «síes» cotidianos que generen historias de liberación.
Finalmente, el cardenal Cobo ha animado a la comunidad a ser una parroquia que gesta a Cristo, llamada a colaborar en la corriente de sanación que comenzó con la Inmaculada. «Dios ha triunfado en María —ha concluido— y hoy quiere triunfar también en nosotros. Y vuelve a preguntarnos con ternura y verdad: ¿Dónde estás?».