Estamos de aniversario - Alfa y Omega

Se cumplen once años desde que el cardenal de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, SJ, fue elegido Papa con el nombre de Francisco. Venido, como él mismo dijo, «del fin del mundo». Se cumple más de una década desde aquel atardecer del 13 de marzo cuando se hizo un gran silencio en la plaza de San Pedro porque, antes de darnos su bendición, pidió ser bendecido por el pueblo. Un gesto sorprendente, el primero de otros muchos que vendrían después. Ahora toca hacer memoria agradecida por el camino recorrido, por el impulso realizado y por la apertura que se nos ofrece para continuar en el futuro. Y podemos seguir un itinerario que ya es legado de compromisos concretos, aterrizados, dirigidos a nuestro mundo: cambio de época, periferias, misericordia, creyentes y no creyentes, niños y ancianos, mujeres, migrantes y refugiados, descartados, paz, rigidez, pobres, discernimiento, cultura de los abusos, economía, pacto educativo global, oración… todos ellos y más tienen su expresión radical en los documentos que nos ha ido regalando: Evangelii gaudium, Fratelli tutti, Laudato si’, Amoris laetitia, Gaudete et exsultate, Christus vivit, Querida Amazonía, Praedicate Evangelium, Laudate Deum

Su altavoz amplificador son los encuentros sistemáticos: audiencias semanales, rezo del ángelus dominical, charlas con los periodistas en el avión o la elección muy marcada de países y lugares de las periferias existenciales y geográficas del mundo. El nombre elegido y la recomendación de su compañero en el cónclave, «no te olvides de los pobres», va teniendo su traducción con hechos que corroboran sus palabras.

Es una buena ocasión para agradecer a Dios la persona de Francisco como nuestro Papa actual. Sin olvidar este proceso sinodal que nos va marcando un camino de esperanza, un modo nuevo de ser y estar en la Iglesia, de acogida universal y compasiva al estilo de Jesús. Que Él nos lo siga sosteniendo en su servicio muchos años más.