Escuelas Católicas: «Nuestros colegios no pueden ser un búnker» - Alfa y Omega

Escuelas Católicas: «Nuestros colegios no pueden ser un búnker»

La institución educativa celebra su asamblea anual con la mirada puesta en la sinodalidad. «Existe una cierta fobia hacia los centros con un ideario claro como el nuestro», afirma su presidente

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

«Uno de los desafíos para nuestros centros y entidades titulares es precisamente el de la sinodalidad», afirma Pedro Huerta, presidente de Escuelas Católicas, que este jueves y viernes celebra en Madrid su asamblea general anual. Aunque el trabajo del Sínodo se ha coordinado desde las diócesis y, como entidad, Escuelas Católicas también ha participado en el proceso, «la sinodalidad es un fenómeno indispensable para nosotros más allá de las labores más intraeclesiales», asegura.

En esta línea, la sinodalidad «no se puede reducir a hacer cosas juntos, hay que ir más lejos», defiende, y eso pasa por «reconocer el valor del otro y crear espacios de colaboración conjunta». Se trata de un proceso «urgente y necesario en nuestro contexto», atestigua el presidente de EECC, que debe involucrar «a toda la comunidad educativa: alumnos, familias, docentes y titulares» para que «la presencia de la escuela católica siga siendo una realidad en nuestro país».

Interés de los obispos

El encuentro anual de Escuelas Católicas ha sido inaugurado por el nuncio apostólico en España, Bernardito Aúza, y cuenta con una nutrida presencia del episcopado español. Así, la asamblea contará durante estos días con las intervenciones de Luis Ángel de las Heras, presidente de la Comisión episcopal para la Vida Consagrada de la CEE; Alfonso Carrasco Rouco, presidente de la Comisión de Educación y Cultura; y Francisco César García Magán, secretario general de la CEE. También participará Librada Carrera, subdirectora general de Centros del Ministerio de Educación, y la presidenta de Escuelas Católicas, Ana María Sánchez. A la asamblea acudirán como invitados representantes de instituciones y organizaciones de la comunidad educativa, como el Consejo Escolar del Estado, asociaciones de padres, sindicatos, patronales, editoriales, empresas del sector y medios de comunicación. Por último, la consultora del Sínodo María Luisa Berzosa hablará sobre Educar hoy en una iglesia sinodal.

«Solo colaborando con otros será posible crear plataformas y estructuras que aseguren esta forma nuestra de educar», abunda Huerta. Esto será posible «gracias a la propuesta del Sínodo», que a pesar de ser un acontecimiento específico de Iglesia «tiene sus repercusiones en nuestra relación con el entorno».

Así, «este modelo de trabajo, que no es extraño a la escuela católica, lo podemos y queremos aplicar también en nuestra relación con aquellos que quizá están menos convencidos de nuestra propuesta», añade. En este sentido, la dimensión sinodal se extiende también a la relación con algunas voces críticas: «Ese es el meollo del Pacto Educativo Global ideado por el Papa —señala Huerta—, que en el fondo es una propuesta de sinodalidad para trabajar no solo con los que piensan igual que nosotros, sino también con otros que no lo hacen».

Para el presidente de EECC, esto se traduce en «diálogos con la escuela pública, con asociaciones de vecinos o con otros interlocutores con los que debemos trabajar. Se trata de que nuestros centros católicos no cedan a la tentación de convertirse en un búnker educativo. Solo así la sociedad podrá reconocer el valor de la escuela de ideario católico en un momento en que está claro que hay una cierta fobia hacia los centros con un ideario claro como el nuestro», concluye Pedro Huerta.