A uno le gustaría tener amigos que le dijeran cosas como esta: «Nuestra vida está unida cuando uno pone el corazón en lo que hace. Lo que es verdad siempre tiene un acento que te llega directamente al corazón. La verdad siempre te provoca y, dependiendo del espacio que le des, te cambia la vida. Tú decides, pero no responder es una forma dramática y absurda de vivir».
Esta intensidad era la que emanaba del cirujano italiano Enzo Piccinini, de quien su amigo Marco Bardazzi acaba de publicar en Ediciones Encuentro Todo lo he hecho para ser feliz. La de Piccinini es la historia de una fascinación: católico por tradición familiar, de joven coqueteó con la izquierda en los círculos estudiantiles de la Reggio Emilia, en los años en los que el descontento juvenil en esa zona de Italia nutría las filas de las Brigadas Rojas, la organización terrorista de tendencia comunista que alteró la vida civil en el país durante décadas.
Piccinini pudo acabar en ese lodazal, pero conoció a un grupo de jóvenes distinto, también comprometidos con la realidad, como él, pero movidos por una fe que él ya había dejado atrás. Su vuelta a Cristo no fue moral, sino suscitada por el atractivo de su presencia en medio de esos jóvenes.
Enzo el rebelde siguió siendo Enzo el rebelde, pero ya no de la misma manera. Estudió Medicina, se casó, tuvo hijos, y se implicó en el movimiento Comunión y Liberación al lado de Luigi Giussani. No conocía otra manera de vivir que la de implicarse, y cualquiera de sus vídeos en YouTube da fe de ello. Vivía todo tan a fondo que hasta en el fútbol lo daba todo, en el campo jugando con sus amigos y fuera de él. Muchos jóvenes lo seguían por su constante provocación; solía llamarles desde cualquier lugar de Italia solo para preguntar: «¿Novedades?». Y no se conformaba con cualquier respuesta: quería suscitar en el otro un despertar y un apasionamiento por la vida, por lo que tenía entre manos.
Como médico tenía claro que «cuando te haces cargo de los pacientes, no puedes evitar hacerte cargo de toda su vida». De Giussani decía que «ha sido él el que me ha enseñado a ser cirujano, porque me ha enseñado a tener una posición humana en la vida, una aventura». Murió en un accidente de coche en 1999, después de haber recorrido su particular aventura acompañado de amigos. Muchos amigos.
Marco Bardazzi
Ediciones Encuentro
2022
206
18 €