El Papa: «Es triste ver cómo en la guerra se destruyen hospitales y escuelas»
En el rezo del ángelus, ha recordado a Marcelo Pérez, sacerdote mexicano asesinado por el crimen organizado en Chiapas
Durante el rezo del ángelus, Francisco ha lamentado que en los conflictos se destruyan hospitales y escuelas. Antes de la oración mariana, se ha referido a la Conferencia de la Cruz Roja y la Media Luna Roja en Ginebra, que conmemora los 75 años de la Convención de Ginebra. «Que este evento pueda despertar las conciencias para que en los conflictos armados se respete la vida y la dignidad de las personas y los pueblos como también la integridad de las estructuras civiles y los lugares de culto en observancia del derecho internacional humanitario», ha pedido.
Un día más, también ha implorado la paz para Ucrania, Israel, Palestina y el Líbano y ha rogado que se ponga fin a la escalada regional, sobre todo, porque las principales víctimas son civiles. «La vida humana es sagrada», ha exclamado Francisco. Más rotundo ha sido al insistir en que hay «demasiadas víctimas inocentes; vemos todos los días imágenes de niños masacrados, demasiados niños».
En un sentido similar se ha referido a los 50 años de la creación de la Comisión Vaticana para las Relaciones Religiosas con el Judaismo y los 60 años de la declaración Nostra aetate: «Sobre todo, en estos tiempos de gran sufrimiento y tensión, animo a quienes están comprometidos a nivel local por el diálogo y la paz».
En sus llamamientos, el Pontífice también ha deseado unirse a la Iglesia mexicana de Chiapas. Ha lamentado el asesinado del padre Marcelo Pérez, «un espléndido servidor del Evangelio y del pueblo fiel de Dios».
La limosna no es beneficencia
En su alocución previa al rezo del ángelus, Francisco ha invitado a reflexionar sobre la limosna. De nuevo se ha preguntado y ha preguntado a los fieles en la plaza de San Pedro si cuando dan limosna lo hacen tocando o mirando a los ojos de la persona a la que ayudan. O incluso si cuando encuentran a una persona que pide, directamente la ignoran «como si no existiera».
Ha reflexionado sobre la figura de Bartimeo, el ciego que grita a Jesús en el camino, para explicar que «cuando uno se acerca a un pobre y te haces cercano, es Jesús quien se acerca a ti en la persona de ese pobre». Y ha subrayado: «No nos confundamos, la limosna no es beneficencia. Quien recibe la gracia más grande de la limosna es quien la da porque se hace mirar por los ojos del Señor».