A los cristianos de Qaraqosh: «Es el momento de reconstruir edificios y, ante todo, los vínculos»
Su encuentro más esperado. El Papa se ha reunido en una iglesia reconstruida de Qaraqosh con los cristianos perseguidos
Cantos y música. Alegría por doquier. Son los cristianos de Qaraqosh, que han esperado con ansia la llegada del Santo Padre. Ciudad cristiana por excelencia, fue invadida por el ISIS en 2014, lo que obligó a sus habitantes —los que sobrevivieron— a huir. La ciudad fue liberada en 2016, pero desde entonces solo la mitad de su población ha regresado y lucha por volver a reconstruir el lugar.
En una iglesia levantada de nuevo, la de la Inmaculada Concepción, repleta de colores y esperanza, Francisco ha reconocido su impaciencia por llegar a compartir con los cristianos perseguidos de Qaraqosh esta mañana de domingo. Doha Sabah Abdallah, laica de la ciudad, ha ofrecido su testimonio de vida. Ha contado cómo escuchó un golpe de mortero que asesinó a su hijo y a su cuñado, y a la joven vecina que se estaba preparando para el matrimonio. «El martirio de estos tres ángeles fue una clara advertencia». Esta muerte «salvó a la ciudad», porque los puso en alerta y huyeron, la mayoría al Kurdistán. «Mi fe me dice que mis niños están en los brazos de Jesús».
El padre Ammar Yako, vicario general de la diócesis, ha explicado a continuación cómo al inicio del conflicto un coche bomba estalló a su lado, cuando iba a celebrar la Eucaristía. Y también un día que se encontró en medio de una ráfaga de misiles. «El Señor nos salvó y logramos huir. Hemos logrado vivir dispersos, sin techo ni alimentos». Pero la Iglesia «ha podido estar junto a las familias en estos años como refugiados», años que han sido «una bendición de parte del Señor». Iglesias destruidas, miles de casa quemadas… «pero el Señor no nos ha abandonado. Ha sido un milagro devolver la vida a esta ciudad».
Alegre por su presencia y testimonio, el Papa ha señalado que también siente tristeza al mirar alrededor «y percibir los signos del poder destructivo de la violencia, del odio y de la guerra». Pero este encuentro «demuestra que el terrorismo y la muerte nunca tienen la última palabra». La última palabra «pertenece a Dios y a su Hijo, vencedor del pecado y de la muerte».
El Papa ha recordado a los cristianos presentes que ahora «es el momento de reconstruir y volver a empezar». «¡No estáis solos! Toda la Iglesia está con vosotros por medio de la oración y la caridad concreta». El mensaje de Francisco es claro: «Este es el momento de reconstruir no solo los edificios, sino, ante todo, los vínculos que unen comunidades y familias, jóvenes y ancianos». «Os animo a no olvidar quiénes sois y de dónde venís, a custodiar los vínculos que os mantienen unidos y a custodiar sus raíces».
Seguramente, ha continuado, «hay momentos en los que la fe puede vacilar, cuando parece que Dios no ve y no actúa». Esto se confirmó «para vosotros durante los días más oscuros de la guerra, y también en estos días de crisis sanitaria global y de gran inseguridad. En estos momentos, acordaos de que Jesús está a vuestro lado. No dejéis de soñar. No os rindáis, no perdáis la esperanza». Además de los santos desde el cielo, «que velan sobre nosotros», esta tierra está llena de «santos de la puerta de al lado». Dejad que os «acompañen hacia un futuro mejor, un futuro de esperanza».
Que las mujeres sean respetadas
Francisco ha recordado de nuevo el testimonio de la señora Doha, que ha asegurado que «el perdón es necesario para aquellos que sobrevivieron a los ataques terroristas». El perdón es necesario «para permanecer en el amor». Aunque queda un largo camino para la recuperación total, «os pido que no os desaniméis. Se necesita capacidad de perdonar y, al mismo tiempo, valentía para luchar». «Junto a todas las personas de buena voluntad, decimos no al terrorismo y a la instrumentalización de la religión».
El Papa ha concluido aludiendo a la Virgen María —imagen dañada por los terroristas, pero «cuyo rostro sigue mirándonos con ternura»—, colocada sobre esta iglesia de la Inmaculada Concepción. «Al verla desde el helicóptero le confié el renacer de esta ciudad». «Quisiera agradecer de corazón a todas las madres y las mujeres de este país, mujeres valientes que siguen dando vida, a pesar de los abusos y las heridas. ¡Que las mujeres sean respetadas y defendidas! ¡Que se les brinden cuidados y oportunidades!».