Encuentro de Benedicto XVI con sus antiguos alumnos. El Papa busca reconciliar a católicos y luteranos
Benedicto XVI está preparando gestos de purificación de la memoria, de perdón y reconciliación entre católicos y luteranos, separados por heridas seculares. Es la revelación con la que han regresado a sus casas los antiguos alumnos de Joseph Ratzinger, que se reunieron como todos los años con su antiguo profesor entre el 30 de agosto y el 3 de septiembre en la residencia pontificia de Castel Gandolfo
Este año, el encuentro del Ratzinger Schülerkreis estuvo dedicado al tema Resultados y preguntas ecuménicos en el diálogo con el luteranismo y el anglicanismo. Participaron doctores en Teología que prepararon su tesis con el catedrático que hoy es Papa. Entre ellos, se encontraban el cardenal Christoph Schönborn, arzobispo de Viena.
El encuentro buscaba preparar los eventos de 2017, con el quinto centenario de la exposición de las 95 tesis que Martín Lutero clavó en la puerta de la iglesia de Wittenberg. El gesto es considerado simbólicamente como el comienzo de la Reforma.
El religioso salvatoriano Stephan Horn, presidente de la Asociación de los Antiguos Alumnos de Benedicto XVI, confesaba en la conclusión que «todos tenemos la impresión de que este encuentro ha sido uno de los mejores. Ya habíamos meditado en el tema, antes del encuentro con el Santo Padre, y hemos hablado de nuestras experiencias en particular en el encuentro con los luteranos en Alemania. Tenemos la impresión de que se han registrado avances y de que se ha desarrollado una mayor amistad. Ciertamente, no se trata de grandes avances, sino más bien, en cierto sentido, de una mayor cercanía. Ésta fue la idea que subrayó el Santo Padre: el diálogo, en particular el diálogo de vida, es un auténtico avance ecuménico. No hay que pensar sólo en la unidad definitiva, sino que también hay que dar los pasos a nuestro alcance. Y este diálogo es sumamente necesario y útil».
La verdad nos posee
Al recordar los quinientos años de separación entre luteranos y católicos, el padre Horn revela que, en el encuentro, «se desarrolló la idea de un mea culpa por ambas partes. El Santo Padre siempre ha pensado que es necesario purificar la memoria. Es un tema que ha desarrollado desde hace tiempo. Obviamente, no es posible borrar los hechos históricos, pero la diferencia está en la manera en que se ven estos hechos: eliminar el veneno de estos conflictos es una auténtica curación. No se trata sólo de organizar un grande evento: se trata de cumplir estos gestos en la vida cotidiana de los cristianos».
El encuentro concluyó con la Eucaristía en la que Benedicto XVI dejó a sus antiguos alumnos algunas conclusiones de los debates. Al hablar de ecumenismo o de diálogo, reconoció el Papa, se objeta con frecuencia que nadie puede decir: Tengo la verdad. Y explicó: «Efectivamente, nadie puede tener la verdad. Es la verdad la que nos posee, es algo vivo. Nosotros no la poseemos, sino que somos aferrados por ella. Sólo permanecemos en ella si nos dejamos guiar y mover por ella; sólo está en nosotros y para nosotros si somos, con ella y en ella, peregrinos de la verdad».
«Creo que debemos aprender de nuevo que no tenemos la verdad —concluyó el Papa—. Del mismo modo que nadie puede decir: Tengo hijos, pues no son una posesión nuestra, sino que son un don, y nos han sido dados por Dios para una misión, así no podemos decir: Tengo la verdad, sino que la verdad ha venido hacia nosotros y nos impulsa. Debemos aprender a dejarnos conducir por ella. Entonces brillará de nuevo».
Ecumenismo ahora es el nombre de la iniciativa lanzada por 23 personalidades alemanas, a favor de la plena unidad de católicos y protestantes. La mayoría son responsables políticos, como el Presidente del Parlamento, el católico democristiano Norbert Lammert (CDU), o el evangélico Frank-Walter Steinmeier, jefe de la oposición (SPD). «Hoy, el cisma no es deseado ni está justificado políticamente», dice el texto, que pide la comunión para cristianos evangélicos, aunque no crean en la Eucaristía.
La iniciativa ha encontrado una cálida iniciativa en la jerarquía protestante, pero no tanto en el lado católico. El Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el cardenal suizo Kurt Koch, ha destacado que, una vez más, se pone de manifiesto que el ecumenismo es algo vivo, pero critica que los políticos reduzcan la división de la Iglesia a «causas políticas», olvidando «los factores teológicos». También cuestiona el enfoque en clave nacional, como si la división fuera un asunto interno de Alemania.
La Iglesia pide otro tipo de ecumenismo a los políticos: la lucha común en campos como la defensa de la familia o el derecho a la vida. El Consejo de Ministros, por iniciativa de los liberales, socios menores de Gobierno, ha aprobado un proyecto de ley de suicidio asistido, que abre un debate hasta ahora tabú, al evocar prácticas del nacional-socialismo. El cardenal Meisner, arzobispo de Colonia, subraya «la obligación» de hacer frente a este proyecto, en particular, de quienes llevan en las siglas de su partido la C de cristiano (CDU/CSU).