«En Venezuela se ha perdido por completo la dimensión política»
El activista Lorent Saleh lamenta que su país se vea en una disyuntiva entre la consolidación del régimen y la intervención de Trump. Pronunciará la conferencia final del Congreso Católicos y Vida Pública
«Yo defiendo los derechos humanos porque soy católico». Proteger «la dignidad de la persona es uno de nuestros llamados fundamentales», asegura a Alfa y Omega el activista venezolano Lorent Saleh. También para su compatriota Miguel Henrique Otero, que dirige en el exilio el periódico El Nacional, su fe ha jugado un papel importante en su compromiso y ha iluminado los momentos difíciles, como cuando «me perseguían y me confiscaron el periódico y mi casa». Pero eso no ha mermado la «vocación por regresar y reconstruir mi país». Ambos se iban a encargar, como ponente y presentador, de cerrar el 27 Congreso Católicos y Vida Pública, que organizado por la Asociación Católica de Propagandistas se celebra este fin de semana en la Universidad CEU San Pablo con el lema Tú, esperanza. Sin embargo, finalmente Otero no podrá asistir por un problema de agenda.

Saleh confiesa su profunda preocupación por Venezuela. Nicolás Maduro, que en enero asumió su tercer mandato de espaldas a la Constitución y a pesar de la derrota electoral de julio de 2024, «está acorralado». Ante ese «rechazo total», ha decidido que «necesitan tener a la población lo más aterrorizada posible. No hay Estado de derecho» y el uso del «terror» contra la población civil «es más brutal que nunca», con más de 800 presos políticos y «un montón de gente que muere en centros de tortura. Si la crisis escala más ya estamos hablando» de una implicación directa de los militares. «Y no tenemos ni idea de dónde puede terminar eso». La nación parece encontrarse en una situación «nada deseable» en la que «se ha perdido por completo la dimensión política y todo termina dependiendo de la intervención de otros agentes».
Se refiere a la lucha emprendida por Estados Unidos contra supuestas narcolanchas en el Caribe, que ha elevado la tensión entre ambos países. El presidente Donald Trump «tiene la intención clara de que cambie Venezuela», analiza Otero. Actúa así porque «el jefe» del narcotráfico «es Maduro. La idea es fracturar» la cúpula del país «y lograr un cambio», aprovechando que «hay un liderazgo comprobado y con apoyo electoral». Otero justifica la intervención porque «se ha demostrado que los venezolanos no pueden salir solos de esta. Han hecho de todo, incluso ganar aplastantemente unas elecciones», sin fruto. Si se produce ese cambio, Otero pronostica que «la Iglesia va a jugar un papel muy importante, porque es un elemento cohesionador de los sectores populares; tiene un gran liderazgo y muchos obispos muy pegados a la sociedad, con credibilidad». De hecho, es «la única institución que se ha mantenido en pie mientras todas las demás han sido destruidas».
- Viernes 14, 16:30 horas. Inauguración y conferencia Iluminando: recuperar la cristiandad con fervor y sin complejos, de K. Roberts (Fundación Heritage).
- Sábado 15, 10:30 horas. Esperanza activa: transformar la vida pública, de Sophia Kuby (ADF).
19:00 horas. Esperanza en enamorarse como Dios Manda, del médico Pep Borrell.
Saleh ve esta estrategia con peores ojos. Como defensor de los derechos humanos, «me parece que está mal celebrar lo que están haciendo con las lanchas porque son ejecuciones extrajudiciales. No podemos pedir la liberación de presos políticos y a la vez que bombardeen» embarcaciones. Advierte asimismo del riesgo de «depender de la volatilidad de Trump»; algo que ahora mismo le pasa tanto al país como a la líder de la oposición, María Corina Machado, que el 10 de diciembre recibirá el Premio Nobel de la Paz y apoya la estrategia del líder estadounidense. «Si Maduro no ha terminado de neutralizarla, es por Estados Unidos».
El activista es consciente de que su opinión es minoritaria. El «odio» a las autoridades está tan extendido que «si preguntas a diez venezolanos no implicados con el régimen van a decir que desean que entren los gringos y maten a estos tipos». Aunque pronostica que «lo más seguro es que no pase nada. Todo va a quedar en juegos de póker en los que Maduro se va a apoyar para reprimir más». Y plantea la complejidad de la disyuntiva a la que se enfrenta el país: «¿Cuál es el escenario? ¿Que intervenga Estados Unidos? ¿Que se consolide el régimen? ¿Que nos tengamos que armar nosotros?».

En este contexto, Saleh ha querido titular su intervención Templanza y esperanza: el arte de ser libres. «El problema no es tener esperanza», asegura, sino «cómo esta se sostiene. Ser católico implica cumplir una misión y eso requiere templanza, fortaleza, firmeza». Por ello, considera «muy importante, si uno se dedica a la vida pública, dedicar tiempo a la meditación y el silencio» y a contrastar lo que se vive con «el deber ser de un católico». En cuanto a la esperanza, confiesa que no la pone «en los liderazgos actuales pero sí en los jóvenes». Lo justifica porque, al trabajar con ellos, constata que «la juventud está siendo mucho más reflexiva de lo que se cree. Tiene una búsqueda espiritual» que piensa que la orientará bien.