En una confesión comprendió cuánto estaba ofendiendo a Dios. Hoy es monja
Rachel María Hernández nació en el seno de una familia profundamente católica. Es la mayor de nueve hermanos. Todo fue bien en su vida hasta la adolescencia. A los trece años comenzó a vivir una doble vida, de la que nada sabían sus padres. Con dieciséis años, participó en una peregrinación. Confesándose durante uno de aquellos días comprendió cuánto estaba ofendiendo a Dios con su vida, quizás no con sus pecados, pero sí con su deseo de pecar. Poco después recibió otra gracia y comprendió que Dios la quería feliz.