«El Papa debería dirigirse a las multinacionales en R. D. Congo»
Un sacerdote congoleño, profesor en la Universidad de San Agustín en Kinsasa, afirma que mientras continúen explotando las materias primas no habrá paz
El Papa Francisco «debería dirigirse» a los responsables de «las empresas multinacionales» durante su visita a la República Democrática del Congo, del 31 de enero al 3 de febrero. Su presencia y sus acciones en el país son uno de sus principales problemas, aseguró el lunes Godefroid Mombula, secretario académico de la Universidad San Agustín, en Kinsasa.
En una rueda de prensa virtual organizada por Ayuda a la Iglesia Necesitada, Mombula explicó que «desde la Segunda Guerra del Congo», que comenzó en 1998, «el pueblo ha sido víctima de un conflicto a gran escala por las riquezas» naturales, muy abundantes en el este del país. «Grandes empresas multinacionales compiten para extraer los minerales» y, «obviamente, la continuación de la guerra facilita el tráfico». Mientras continúen explotando las materias primas del país, «no tendremos paz». Además de lamentar lo poco que la comunidad internacional habla de este conflicto en comparación con el de Ucrania, preguntó: «¿Conocéis a algún país de África que fabrique armas?».
Ante periodistas de todo el mundo, el sacerdote congoleño pronosticó que los mensajes del Papa estarán guiados por su magisterio en Fratelli tutti, sobre la fraternidad humana. «Las fuentes del conflicto no se pueden erradicar solo por medio de las instituciones, sino por la reforma del ser humano individual», añadió
Además, cree necesario un mensaje de «compasión», porque «deberíamos empezar a perdonar sin esperar a que el otro pida perdón». En este sentido, a pesar de que, como ha reconocido Francisco a la revista Mundo Negro, la situación de inseguridad en Goma le impedirá visitar el este del país, «él mismo ha pedido que vaya a Kinsasa una delegación de la sociedad civil» de esta región oriental.
Según Mombula, otro texto clave de Francisco durante su visita será Laudato si, por su «intuición profética y necesaria de que los pobres y la naturaleza sufren los mismos problemas». Por ejemplo, «en mi zona, el norte del país, teníamos una gran selva, pero ya no está por la acción de las multinacionales». También cree que es importante para el país Christus vivit, la exhortación sobre los jóvenes.
Una Iglesia crítica con el poder
La República Democrática del Congo tiene el mismo tamaño que Europa occidental y la mayor población católica de África. «La Iglesia tiene una presencia importantísima», por el número de fieles y por sus escuelas y hospitales, que atienden a buena parte de la población. No en vano, 60 de sus 99 millones de habitantes «viven con menos de dos dólares al día». La otra cara de la moneda es la «dependencia económica» de la ayuda externa que viven todas las diócesis.
La Iglesia congoleña siempre se ha caracterizado por mantener las distancias con el Estado y por ser «una voz de oposición a Mobutu Sese Seko, a Joseph Kabila y a Félix Tshisekedi», su actual presidente. Esto le ha llevado a momentos de tensión y conflicto. Especialmente en los años 1970, cuando el Gobierno «nacionalizó las tres universidades más grandes del país» y quiso llevar a cabo un proceso de zairización, «pidiendo que la gente renunciara a su nombre de bautismo». Más recientemente, el pasado noviembre, los obispos alertaron del riesgo de balcanización del país.
El hecho de que la rama del Estado Islámico en África Central, el ISCAP, haya reivindicado el atentado del domingo contra una iglesia protestante en Kivu del Norte, es «una señal preocupante» que confirma «la involución de la situación». Lo ha afirmado a medios vaticanos Ettore Balestrero, nuncio en la República Democrática del Congo. «Desgraciadamente, las Allied Democratic Forces», leales al Estado Islámico, «se están reforzando y me parece que son el principal beneficiario del conflicto más al sur, en torno a Goma, con el M23». Sus lazos con el Estado Islámico «se están consolidando, la metodología de los atentados se vuelve cada vez más homogénea».
Balestrero recordó que, además de este atentado, el mismo día se perpetró otro contra un mercado en «uno de los puntos más seguros» de Beni. «Por todo esto será importantísimo el encuentro del Papa, cuando venga, con las víctimas del este».
Sudán del Sur espera un milagro
En el mismo acto intervino también Samuel Abe, coordinador de la visita de Francisco a Sudán del Sur, del 3 al 5 de febrero. «Cuando el Papa toque nuestro territorio pueden ocurrir muchas cosas, milagros», anticipó. Cuando Juan Pablo II quiso visitar Jartum (capital de Sudán) durante unas horas en 1993 en medio de la guerra civil que vivían desde hacía diez años, la población del país «vio que las cosas se movían». «El Gobierno pudo implicar a los grupos rebeldes» en la búsqueda de la reconciliación y se empezaron a dar pasos hacia la paz y la independencia del sur, lograda en 2011.
«Desgraciadamente, poco después caímos en la lucha entre nosotros». Abe relató los continuos esfuerzos de las iglesias locales para poner fin al conflicto. Fue este empeño el que los llevó a buscar la mediación en los últimos años del Papa Francisco, junto con líderes anglicanos y presbiterianos. Por eso espera mucho de la visita del Pontífice en este momento en el que el país intenta implementar los acuerdos de paz de 2018, en medio de no pocas dificultades. Ya en verano, la visita del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, dio frutos.
Otro desafío del país, explicó el coordinador de la visita del Papa, son los brotes de violencia tribal en distintas regiones. «Mi antiguo arzobispo, Paulino Lukudu Loro, solía decir que tener tribu no es un problema, pero que debe ser algo que nos una a las otras tribus», no al revés.
Pantallas para los desplazados
En medio de esta compleja situación, «la gente anhela el mensaje de solidaridad, confianza mutua y reconciliación» del Santo Padre. «Estamos invitando a la gente a venir de todos los estados». Algunos peregrinos están ya en camino, a pie, para llegar a Yuba. Se está organizando además la posibilidad de que desde los lugares remotos se pueda seguir por internet. «Donde hay desplazados internos habrá pantallas gigantes», continúa Abe.
Será importante también lo que diga en los encuentros con los representantes diplomáticos y líderes políticos, pues son estos últimos los que «apoyan y provocan el odio». Por los frutos de estos días tan intensos, Abe pidió a los cristianos de todo el mundo a unirse en oración por la paz el domingo 5, último día del viaje.