«En mi empresa trabajamos todos por todos»
Las empresas de economía social despuntan como uno de los sectores en auge en España, al poner a las personas «por encima del capital»
Hace unos días, los pescadores de la isla de La Palma pudieron constatar la solidaridad de las gentes del mar, al recibir de sus compañeros de Punta Umbría, en Huelva, 3.000 euros encaminados a paliar en lo posible la situación de desamparo generada por la erupción del volcán Cumbre Vieja. Y no es la primera vez que realizan un gesto como este, pues hace poco destinaron 1.000 euros a Cáritas y otros 2.000 a los damnificados por las recientes inundaciones de Lepe.
«Las cofradías de pescadores tienen un componente social que está muy arraigado», afirma Basilio Otero, presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores, que representa a la gran mayoría de tripulantes y patrones de barcos pesqueros que trabajan en el mar. La labor de estas agrupaciones de pescadores ha sido recogida en el informe Las empresas más relevantes de la economía social, publicado la semana pasada por la Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES).
En total, las cofradías de pescadores representan a más de 10.000 embarcaciones a lo largo de todo el litoral español, y dan empleo a 35.000 personas. Su vocación social se refleja en su mismo funcionamiento, pues en sus órganos de gobierno hay tantos tripulantes como patronos, «lo que permite a los trabajadores tener un mayor peso en las decisiones que tomar», señala Otero.
Las cofradías «somos entidades sin ánimo de lucro a las que históricamente nos mueve el interés común, más allá del beneficio», dice el presidente de la FNCP. Por ejemplo, «a mi pueblo llegó el primer médico gracias a nuestra cofradía, y actualmente regalamos cada año un viaje a las familias de diez pescadores jubilados».
Cuando el pescado llega a tierra, lo que se obtiene por su venta sirve para pagar a los marineros y a los empleados de las lonjas, «pero el resto se reinvierte en el sector a través de ayudas sociales. No repartimos beneficios extra. La gente que trabaja en el mar sabe cómo funciona esto. Trabajamos todos por todos. Esto no es una empresa cualquiera», y «aquí la gente sabe que la cofradía va a estar a su lado en el momento que lleguen los problemas», dice Basilio Otero.
Las cofradías de pescadores –según destaca el informe de CEPES– forman parte de un sector, el de las empresas de economía social, presente en todos los ámbitos económicos y que abarca multitud de entidades de todos los tamaños. Así, entre ellas se pueden encontrar desde el Banco Social Corporativo Cajamar –con casi 90 millones de euros de facturación–, hasta Aspodemi, un centro de empleo de iniciativa social de Castilla y León con apenas 2.000 euros facturados el año pasado.
Las entidades de este sector son en su mayor parte cooperativas, sociedades laborales, mutualidades, empresas de inserción, centros especiales de empleo de iniciativa social y asociaciones y fundaciones del ámbito de la discapacidad, en un modelo empresarial «en el que las personas priman por encima del capital».
Pero también algunas de ellas son empresas, «líderes en su actividad, tanto en los mercados internacionales como a nivel estatal, autonómico o territorial», señalan desde CEPES.