En los Juegos Olímpicos de París también se reza
Por iniciativa del presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, este domingo tuvo lugar una ceremonia interreligiosa para conmemorar la apertura de los juegos de París de 1924
Pese a que la polémica de la inauguración de los Juegos Olímpicos de París ha hecho mucho ruido, la cita deportiva como tal sí tiene muy en cuenta la religiosidad de los atletas y de sus delegaciones. Prueba de ello es que, desde 1972, el Comité Olímpico Internacional habilita en la Villa Olímpica un espacio multirreligioso en el que los deportistas de distintas religiones pueden contar con el apoyo de un capellán, pastor o asistente espiritual. En la edición de este año, los Juegos contarán con unos 160 representantes de cinco religiones para proporcionar este acompañamiento a los atletas. Hay unos 40 sacerdotes católicos haciendo turnos a dario para que en la Villa Olímpica siempre haya una presencia católica.
Otra demostración de que los Juegos de París son más espiritualmente atentos de lo que parece ha sido el encuentro interreligioso que tuvo lugar este domingo en la plaza frente a la catedral de Notre Dame. La cita conmemoró la ceremonia religiosa que hace un siglo inauguró los Juegos Olímpicos de París de 1924 y que, presidida por el cardenal Louis-Ernest Dubois, congregó ya entonces a representantes de otras religiones. Ha sido el propio presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach quien ha promovido esta ceremonia interreligiosa conmemorando aquella otra de julio de hace 100 años.
El tema del encuentro de este domingo fue, «Cómo el deporte saca lo mejor de las personas y de la humanidad». Además del presidente del COI, el presidente de los Juegos Olímpicos de París, Tony Estanguet, o la alcaldesa de la ciudad de la luz, Anne Hidalgo, asistieron Haïm Korsia, gran rabino de Francia; Najat Benali, presidenta de las asociaciones de mezquitas de París; Christian Krieger, presidente de la Federación Protestante de Francia; Anton Gelyasov, representante de los ortodoxos; Lama Jigmé Thrinlé Gyatso, de la Unión Budista de Francia; Shailesh Bhavsar, representante del culto hindú; y Philippe Marsset, obispo auxiliar de París. En sus intervenciones, todos insistieron en resaltar los valores de fraternidad y paz que promueven el deporte y las religiones.
El discurso del presidente del Comité Olímpico Internacional se centró en la complementariedad del deporte y de la fe. Como recoge La Croix, Bach aseguró que «comparten muchos valores comunes que nos guían a vivir juntos en paz con nuestros semejantes». El presidente del COI también señaló las diferencias entre el deporte y la fe. Por ejemplo, indicó que «el deporte no puede responder a las preguntas fundamentales sobre el significado de nuestra existencia», mientras que «solo la fe puede dar respuestas a las cuestiones verdaderamente existenciales de la vida, la muerte y lo divino».
Hace no mucho el cardenal Gianfranco Ravasi explicaba en un artículo que hay más cosas en común entre la Iglesia y el Olimpismo de las que se pueden suponer. El purpurado, Prefecto Emérito del Dicasterio para la Cultura, recuerda que el creador de los modernos Juegos Olímpicos, el barón Pierre de Coubertin, tuvo como guía espiritual a un dominico, el padre Henri Didon, quien sugirió el lema olímpico Citius-Altius-Fortius. Ravasi escribe que, gracias a la constante relación entre el Vaticano y el COI, y la sensibilidad de su actual presidente, Thomas Bach, desde las Olimpiadas de Tokio 2021, el lema olímpico incluye la palabra Communiter, como también deseaba el padre Didon.