Encuentro de colegios diocesanos: «En la formación del profesor es donde nos jugamos todo»
Málaga acoge el cuarto encuentro nacional de centros educativos diocesanos, lugares que muestran «el rostro de una Iglesia inclusiva»
La formación del profesorado es el lema bajo el que se han reunido el martes y el miércoles en Málaga los representantes de 330 colegios diocesanos de toda España, que han celebrado su cuarto encuentro nacional en apenas dos años. Los centros pertenecen a más de 20 diócesis de toda España. Sus titulares han abordado «los temas más fundamentales del día a día de nuestros profesores, y sobre todo cómo podemos apoyarles más y mejor en su labor educadora», explica Raquel Pérez Sanjuán, directora del Secretariado de la Comisión Episcopal para la Educación de la CEE.
Según Pérez Sanjuán, la formación del profesorado «es algo en lo que siempre incidimos y que constatamos día a día. Es ahí donde nos lo jugamos todo, donde tendríamos que poner todas las fuerzas porque, al final, es el docente quien está día a día con el alumnado, el que está en contacto con las familias. En este encuentro querríamos ofrecer un marco general para que luego cada colegio diocesano, cada titularidad, pueda ver por dónde quiere organizar la formación de sus profesores».
Acogidos estos días por la Fundación Victoria, de la que dependen los colegios diocesanos de Málaga, este tipo de centros en España «constituyen una red bastante amplia y cada uno tiene su idiosincrasia, porque las competencias en educación están transferidas a las comunidades autónomas», dice. Sobre la mesa han planeado asuntos como el descenso de la natalidad o los diferentes regímenes de conciertos. Pero «más que nada se ha subrayado la identidad diocesana, que expresa la riqueza de la Iglesia a la hora de llevar a cabo la acogida. En los colegios diocesanos caben todos, y todos muestran el rostro de una Iglesia inclusiva», afirma Pérez Sanjuán.
La directora del Secretariado de la Comisión Episcopal para la Educación de la CEE subraya que «la especificidad de la escuela católica es el cuidado de la persona en todas sus dimensiones». Se trata de un punto diferencial que marca «su ideario cristiano», por el que estos centros son capaces de acoger además «todos los carismas y sensibilidades de la Iglesia».
Pérez Sanjuán recuerda asimismo que «muchos de estos colegios nacieron al lado de una parroquia en el mundo rural o en zonas desfavorecidas de las ciudades». Por ello la sociedad de hoy «los sigue valorando como motor de inclusión, porque saben que en ellos los alumnos son especialmente cuidados y queridos, también en su dimensión trascendente».