En las escuelas palestinas «lo damos todo para que los niños estudien» - Alfa y Omega

En las escuelas palestinas «lo damos todo para que los niños estudien»

La condonación de las deudas escolares en Gaza y Cisjordania da un respiro a las familias con carencias económicas. «Muchos siguen motivados y resilientes», asegura un alto responsable del Patriarcado de Jerusalén

Rodrigo Moreno Quicios
Un aula del colegio de Zababdeh
Muchos padres de alumnos del colegio de Zababdeh ya no pueden trabajar en Israel. Foto: Patriarcado latino de Jerusalén.

Ya han pasado diez días desde que el cardenal Pierbattista Pizzaballa anunció la medida y, aunque supondrá un golpe importante para las cuentas del Patriarcado latino de Jerusalén, sigue adelante. «Hemos decidido condonar todas las deudas contraídas por las familias de nuestras escuelas en Palestina, Israel y Jordania en los años previos al Jubileo», cuenta a Alfa y Omega uno de los responsables educativos, que prefiere permanecer en el anonimato.

El perdón de las cuotas impagadas es un ejemplo concreto de lo que la Iglesia busca para esta cita jubilar dedicada a la esperanza. Según escribió en una carta el patriarca Pizzaballa el 14 de septiembre, el año santo no puede limitarse «a una conversión del corazón». Implica necesariamente «promover y pedir justicia, equidad y solidaridad». Aparte de suponer un respiro para las víctimas del conflicto con Israel, la condonación tiene un profundo sentido bíblico porque, según el purpurado, «el perdón de los pecados y la restauración de la relación con Dios nunca puede separarse de la restauración de las relaciones humanas». Advertía de que «las muchas injusticias con las que tenemos que lidiar pueden contaminar nuestro corazón», por lo que, pese a las durezas de las guerras, conviene «no perdernos en consideraciones mezquinas y cortoplacistas».

13 escuelas palestinas

En Palestina, esta medida afectará a dos colegios en la Franja de Gaza y a otros once en Cisjordania. Allí, «las familias están sufriendo graves problemas que les dificultan cubrir sus necesidades básicas y seguir realizando sus pagos», revela nuestro confidente. Por ejemplo, en Cisjordania, «que depende en gran medida del turismo, los peregrinos han dejado de viajar». Numerosos hoteles, tiendas y restaurantes han echado el cierre «y muchas familias han perdido su sustento».

Otros muchos palestinos que trabajaban a diario en el país vecino «ya no tienen permitido cruzar a Israel», lo que ha provocado «un agudo aumento del desempleo». Según el Banco Mundial, antes del 7 de octubre lo hacían 177.000 y, tras agosto de 2025, son solo 40.000. La propia carestía de su Gobierno ha reducido el salario de los empleados públicos a un tercio o, en el mejor de los casos, a la mitad. «Esto deja a las familias sin dinero para el alquiler, la electricidad o la comida», denuncia nuestra fuente. Además, según el Banco Mundial, a finales de 2024 el PIB palestino había bajado hasta niveles de hace 15 años, con una caída del 83 % en Gaza. Y aunque Cisjordania ha experimentado una leve recuperación este año, su economía es un 17 % más débil que antes de la pandemia.

La escuela Al Ahliyyah, en Ramallah, se encuentra en Cisjordania, a solo 18 kilómetros de Jerusalén
La escuela Al Ahliyyah, en Ramallah, se encuentra en Cisjordania, a solo 18 kilómetros de Jerusalén. Foto: Patriarcado latino de Jerusalén.

«Muchos siguen motivados»

Pese a las frecuentes hostilidades y el estrangulamiento económico, desde el Patriarcado siguen centrados en «proveer educación de alta calidad a familias modestas». Lo hacen «con la convicción de que la educación cristiana contribuye a su firmeza y arraigo en Tierra Santa» y animándolas a ser «verdaderos testigos de Jesús»; algo que valoran también los padres ortodoxos, protestantes y musulmanes. 

La situación es apremiante, pero «lo estamos dando todo para que los niños continúen con su educación y mantengan un sentido de normalidad». Según el responsable, «las familias, colegios y comunidades están trabajando juntos para crear entornos solidarios y que los chavales se puedan centrar en sus estudios». «Muchos siguen motivados y resilientes», reivindica. Y confía en que, «con el apoyo adecuado, podrán seguir aprendiendo y construyendo un futuro, incluso en estos tiempos difíciles».