En las curias, laicos y mujeres juegan un papel «creciente»
La sinodalidad va más allá de un proceso consultivo con los fieles, explica Carmen Peña, una de los cuatro españoles que acompañará el itinerario sinodal que empieza en octubre
La Iglesia comenzará el nuevo curso en clave sinodal. El 9 de octubre el Papa Francisco dará en el Vaticano el pistoletazo de salida al itinerario sinodal que forma parte del Sínodo de los Obispos. Su Asamblea Sinodal, la 16, ha sido pospuesta a 2023 para dar espacio a un novedoso proceso de escucha, que contará con sucesivas fases diocesana, nacional y continental. Una fórmula que pretende hacer realidad lo que es el tema del Sínodo: Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión.
Es la continuación de los pasos dados desde 2014 hacia una mayor participación de toda la Iglesia en los sínodos, llevando a los niveles superiores de la organización eclesial algo que ya se venía haciendo de forma ordinaria desde hace tiempo en los sínodos diocesanos. Un fenómeno que está teniendo lugar en otros países (además del polémico camino sinodal alemán, se están iniciando procesos similares en países como Italia o Irlanda). E incluso en continentes, con la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe que se celebrará en noviembre.
Se pretende «que en este proceso y en esta reflexión sobre la Iglesia puedan participar todos los fieles», explica a Alfa y Omega Carmen Peña, una de los cuatro españoles (dos de ellos mujeres) que, junto con otros 35 miembros, componen desde la semana pasada las tres comisiones que acompañarán este proceso, más complejo y laborioso: una teológica, una metodológica y una asesora.
Profesora de Derecho Canónico de la Universidad Pontificia Comillas y defensora del vínculo del Tribunal Eclesiástico Metropolitano de Madrid, Peña forma parte de la Comisión Teológica. Además de ilusión y agradecimiento, comparte su «esperanza» de que el proceso que se desarrolle en los próximos años «pueda dar muy buenos frutos para la Iglesia». Porque, matiza, la novedad de este Sínodo no afecta simplemente a «cuestiones internas u organizativas, sino que quiere abrir una reflexión sobre la concepción misma de la Iglesia como pueblo de Dios y sobre su misión en el mundo». Una identidad y una misión que necesitan «la corresponsabilidad y participación de todos los bautizados, clérigos y laicos, religiosos, varones y mujeres». Como recordaba la Secretaría del Sínodo al dar a conocer el nuevo itinerario, la totalidad de los bautizados es «sujeto del sensus fidei infalible in credendo». Es decir, como explica el Catecismo, al manifestar «un consentimiento universal en materia de fe y moral».
No es «asamblearismo»
Como el Papa ha insistido en varias ocasiones, la sinodalidad «no es asamblearismo» ni democracia. «No se opone a la organización jerárquica ni afecta a la determinación de quién toma la decisión, sino al modo en que esta debe tomarse, tras un proceso de escucha y de consulta», añade Peña. Eso sí, «no se agota» en esta función consultiva. «También se expresa en la corresponsabilidad de todos los fieles, incluidos los laicos, en el ejercicio de la función de gobierno». Un fenómeno que ya se está viviendo de forma «creciente», con seglares y mujeres ocupando «puestos de responsabilidad en los dicasterios de la Curia romana o en las curias diocesanas». Muestra de ello es la subsecretaria del Sínodo, la religiosa Nathalie Becquart, que se convertirá en la primera mujer en votar en él. Peña, como el resto de miembros de las comisiones, no tendrá voto.
Un tercer aspecto, aún más amplio, que apunta la defensora del vínculo de Madrid, «incluiría avanzar en una mayor corresponsabilidad y participación de todos los fieles en el ejercicio de la función de santificar y de la función de enseñar, colaborando con los pastores en la administración de los sacramentos, en la celebración del culto, en la catequesis, aprovechando todos los cauces y vías de participación que el mismo derecho canónico reconoce».
«Acompañar todo este proceso», tanto desde la reflexión teológica como desde el derecho canónico, es precisamente la función de la Comisión Teológica de la que forma parte Peña, y que cuenta con una Subcomisión de Revisión Canónica. Ayudará a la secretaría a revisar los documentos que se elaboren en cada fase. Y, por otro lado, también hará «propuestas teológicas y canónicas para un mayor desarrollo de esta perspectiva».
- 2021. 9-10 de octubre. El Papa Francisco inaugura el proceso sinodal en el Vaticano
- 2021. 17 de octubre. Cada obispo abre el sínodo en su diócesis. Esta fase concluye en abril
- 2022. Abril. Las conferencias episcopales preparan y envían a Roma un documento nacional
- 2022. Septiembre. Trabajo por continentes, hasta marzo, con un primer Instrumentum laboris
- 2022. Junio. Se envía un segundo Instrumentum laboris a los participantes en la asamblea
- 2023. Octubre. Celebración en el Vaticano de la Asamblea Sinodal, que cierra el proceso