En la señal de la Cruz - Alfa y Omega

En la señal de la Cruz

Fundada en 1993 por el Movimiento Juvenil Misionero de las Obras Misionarias italianas, eligiendo como fecha el aniversario del asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador (24 de marzo de 1980), la Jornada de oración y ayuno en memoria de los Misioneros Mártires este año llega a su 23 aniversario con la perspectiva de la beatificación inminente de monseñor Romero, que tendrá lugar el 23 de mayo

Fides

La iniciativa tiene como objetivo recordar, con la oración y el ayuno, a todos los misioneros que han sido asesinados en el mundo y a todos los agentes pastorales que han derramado su sangre por el Evangelio. Hoy se extiende a muchas diócesis, realidades juveniles y misioneras, instituciones religiosas de los distintos continentes.

«Muchos misioneros han dado su vida solo por el hecho de que, como Cristo, han elegido estar del lado de los pobres y los pequeños, porque han vivido las Bienaventuranzas como agentes de paz y de justicia por los pueblos que el Señor les ha confiado servir –escribe Don Michele Autuoro, Director Nacional de Missio, en el subsidio para la jornada–. Así que es una jornada de la memoria, pero también de intercesión por el don de la paz y la fraternidad auténtica en el respeto para todos…».

Al comentar el tema elegido para la Jornada de este año, En la señal de la Cruz, Alessandro Zappala, secretario nacional de Missio Jóvenes, dice: «Si hay una cosa que une a todos los cristianos de los cinco continentes, es la cruz. Un instrumento de tortura y muerte que durante siglos ha aterrorizado a todos los pueblos, hasta que, en esa cruz fue colgado el Hijo de Dios, Jesús… A partir de entonces, la cruz se ha convertido en un símbolo de salvación para todos porque Jesús, muriendo en ella, nos ha redimido de todos nuestros pecados y de todas nuestras culpas».

En el folleto preparado para la celebración de la Jornada están contenidas algunas propuestas de animación: una reflexión sobre el tema, el texto de una vigilia de oración, otro texto para un Vía Crucis y una guía para una liturgia penitencial. Los enfermos y los que sufren pueden ofrecer su dolor para sostener el trabajo de los que trabajan en todos los rincones de la tierra para proclamar y testimoniar el Evangelio.