En la parroquia Jesús y María, Iglesia y asociaciones se dan la mano por el barrio
Esta iglesia es un ejemplo de cómo remar juntos ante las necesidades de la gente. Entre sus muchos grupos «ha surgido el cariño»
La parroquia Jesús y María está dentro del barrio de Aluche, entre las casas de la gente, y eso se nota en su actividad, muy centrada en las necesidades de los vecinos. Es una zona que nació en los años 70 del siglo pasado, sobre todo cuando llegó el metro, después de que en el 68 se empezaran a levantar las primeras casas. «Lo que vino después fue boom muy grande de viviendas», explica David López Corrales, el párroco de Jesús y María.
A aquellos primeros vecinos atraídos por el desarrollo económico de la capital, sobre todo procedentes de Toledo y de Extremadura, les están sustituyendo en los últimos años otros que vienen del otro lado del Atlántico. La acogida que han tenido estos inmigrantes les ha hecho más fácil su vida en Madrid, aunque la espectacular subida de los precios del alquiler en los últimos años, unido a las obras de soterramiento de la A-5, «van a hacer que esta zona sea muy demandada por su buena comunicación y, al final, sea la gente más sencilla la que tenga que salir de aquí. Los próximos años van a ser difíciles para muchos», lamenta el sacerdote.

El barrio siempre ha tenido mucha actividad social, y eso se nota en la parroquia, sobre todo en su labor con los jóvenes y con los mayores. «Los adolescentes son una de las preocupaciones de las familias aquí», cuenta López Corrales, porque, al ser un barrio obrero, «los hijos pasan mucho tiempo muy solos». Todas esas horas sin presencia familiar «les genera mucho sufrimiento y les impide, además, saber acoger los problemas y encajarlos», algo que se refleja «en muchos casos que nos llegan de autolesiones». Para paliarlo, la parroquia colabora con la Fundación Unblock, que ofrece apoyo escolar y acompañamiento de psicólogos y educadores sociales.
De cara a los mayores y enfermos, Jesús y María colabora con AFADE en la formación de feligreses para la atención a estas personas en sus casas. Es un modo de trabajar que encaja en el proyecto Teneritas de la diócesis de Madrid, que busca ofrecer un acompañamiento integral no solo a los que están mal de salud, sino también a quienes sienten el punzón de la soledad no deseada. «Facilitamos que tengan espacios de oración y también actividades de salud y de expresión cultural», cuenta el párroco.
Y en cuanto a Cáritas, la parroquia atiende regularmente a unas 100 familias, lo que supone unas 500 personas en total. De esta labor caritativa también forman parte los voluntarios de Hogar de María, para acompañan a familias con embarazos difíciles o con niños de corta edad.
Buena convivencia
En cuanto a la necesidad espiritual de los vecinos, en Jesús y María viven su fe once comunidades del Camino Neocatecumenal, que ofrecen el servicio de la formación para los sacramentos de iniciación cristiana y matrimonio, además de acompañar otras realidades parroquiales. Junto a ello, el templo también acoge una escuela de Comunión y Liberación, un grupo de la Renovación Carismática, cenas Alpha para llegar a los alejados y dos grupos de Proyecto Amor Conyugal, además de un grupo del padre Pío y otro nacido bajo la estela de santidad de Carlo Acutis.

¿Cómo compaginar toda esta efervescencia pastoral? López Corrales responde que «trabajamos mucho la buena relación y la convivencia. Quizá a algún grupo le gustaría tener más disponibilidad de alguna sala, pero nos organizamos. Y, en general, en esta convivencia tan estrecha también surge el afecto de unos por otros y el cariño».
Para facilitar en la práctica esta dimensión de comunión, la parroquia organiza retiros de vez en cuando, además de otros encuentros transversales que sirven para conocerse unos a otros, como en Navidad y en otros tiempos litúrgicos fuertes. «Aquí no tenemos nada que sea gigantesco, pero el gota a gota de cada día está haciendo de Jesús y María una parroquia acogedora y abierta a todo el mundo».