En la mitad de mi vida - Alfa y Omega

En la mitad de mi vida

Miguel Ángel Velasco

«La máxima de Gregorio era: El ciudadano no puede entrar en el Ayuntamiento con un problema y salir con dos. Las Administraciones deben ser ágiles, eficaces y prontas en la atención al ciudadano. Sin embargo, parece que algunos se olvidan de que su sueldo, como políticos, se paga con los impuestos de los ciudadanos… Es increíble cómo un expediente puede eternizarse en una mesa o, lo que es peor, en un cajón, sin ser conscientes de que ese expediente, esos papeles, son de personas con cara, ojos y nombre propio; personas cuyo futuro profesional, económico o personal puede depender de la atención que se le preste a ese expediente en ese momento». Este párrafo pertenece al libro que María San Gil acaba de publicar en Planeta, En la mitad de mi vida. Denota un modo de entender la política como servicio; y como este párrafo se pueden encontrar muchos más a lo largo de estas 330 páginas llenas de reflexiones obvias pero que, leídas una tras otra, negro sobre blanco, impresionan por la madura sensatez política, pero antes humana, que reflejan. Es un libro autobiográfico, apoyado en tres pilares fundamentales: la defensa de la vida, de la libertad y de la dignidad de la persona; la defensa de España, de la España constitucional, y del País Vasco como parte integrante de España; y la defensa de la familia, eje de la vida de María San Gil, sin la que no habría podido ser como es ni hacer lo que ha hecho y hace. Con sinceridad, sin tapujos, la autora dedica este libro a sus hijos y les dice: «Siempre tuve claro dónde quería estar y sabía también que había que estar de un lado. Nunca me gustó la calculada equidistancia de muchos… El pasado tiene que servirnos para construir un futuro mejor… Yo no quiero olvidar y tampoco quiero que la sociedad olvide».