«En la Iglesia hay espacio para todos, ninguno sobra» - Alfa y Omega

«En la Iglesia hay espacio para todos, ninguno sobra»

En la ceremonia de acogida de la JMJ, el Papa ha recordado a los jóvenes que cada uno es único y les ha advertido de la falsedad del mundo virtual

Ángeles Conde Mir
El Papa ha llegado en papamóvil al parque Eduardo VII de Lisboa
El Papa ha llegado en papamóvil al parque Eduardo VII de Lisboa. Foto: CNS / Lola Gómez.

Las imágenes aéreas no han dejado lugar a dudas. Lleno total en el parque Eduardo VII de Lisboa. Como dijo el Papa en su discurso ante las autoridades, estos jóvenes no destilan rabia, sino «la esperanza del Evangelio» que han expresado con una calurosa bienvenida a Francisco llena de color, música, bailes y entusiasmo. Entre las actuaciones de esta ceremonia de acogida de la JMJ, ha destacado la de la famosa cantante Mariza con un hermoso fado que Francisco ha aplaudido, complacido ante la belleza de la melodía y la voz de la intérprete. También ha participado un coro tradicional portugués que ha deleitado al Papa cantando a la Virgen del Carmen y el apartado musical lo ha cerrado el cantante Tiago Bettencourt. Mientras la música sonaba, los jóvenes han ido presentando a Francisco los símbolos de la JMJ: la Cruz peregrina y el icono de la Virgen María.

Como suele suceder en estos encuentros, el Pontífice ha seguido el texto preparado, pero en un momento dado se ha lanzado a improvisar. «Me alegra escuchar el simpático alboroto que hacen y poderme contagiar de su alegría», ha comenzado.

Somos amados sin maquillaje

«Amigos, no están aquí por casualidad. El Señor los llamó, no solo en estos días, sino desde el comienzo de sus vidas. Sí, Él os ha llamado por sus nombres», ha dicho a los muchachos que exultaban de alegría. Francisco ha pronunciado un discurso en el que ha querido dejar claro a los jóvenes que cada uno es único y especial y que Dios los ama tal y como son. «Que sean días en los que grabemos en el corazón que somos amados tal como somos. No como quisiéramos ser, sino como somos ahora. Este es el punto de partida de la JMJ, pero sobre todo de la vida. Chicos y chicas somos amados como somos, sin maquillaje, ¿entienden esto?», ha dicho el Papa sin seguir los papeles, provocando el aplauso de los chicos.

Francisco, que los ha notado muy receptivos, les ha interpelado en varias ocasiones. «Amigo, amiga, si Dios te llama por tu nombre significa que para Dios ninguno de nosotros es un número, sino que es un rostro, es una cara, es un corazón», ha insistido el Santo Padre.

El Papa Francisco durante la actuación de los jóvenes en la ceremonia de acogida. Foto: CNS photo / Lola Gómez.

El Pontífice les ha advertido de que el mundo también les llama por su nombre, pero con una intención muy distinta: «Tu nombre es conocido, aparece en las redes sociales, se elabora por algoritmos que asocian gustos y preferencias. Pero todo esto no interpela tu unicidad, sino tu utilidad para los estudios de mercado. Cuántos lobos se esconden detrás de sonrisas de falsa bondad, diciendo que saben quién eres, pero que no te quieren; insinúan que creen en ti y te prometen que llegarás a ser alguien, para después dejarte solo cuando ya no les interesas más. Estas son las ilusiones de lo virtual y debemos estar atentos para no dejarnos engañar, porque muchas realidades que nos atraen y prometen felicidad después se muestran por aquello que son: cosas vanas, pompas de jabón, superfluas, sucedáneos que nos dejan vacíos por dentro. Te digo una cosa, Jesús no es así; Él confía en ti, para Él tú importas, porque para Jesús cada uno de ustedes le importa».

En la Iglesia ninguno sobra

Por el contrario, con Jesús y en la Iglesia pueden encontrar una comunidad de la que todos pueden formar parte. El Papa les ha recordado que «en la Iglesia hay espacio para todos, en la Iglesia ninguno sobra, ninguno está de más». «Cada uno en su lengua repita conmigo: todos, todos, todos. Y esa es la Iglesia, la madre de todos. Hay lugar para todos. El Señor no señala con el dedo, sino que abre sus brazos», ha insistido.

Antes de terminar su discurso, Francisco les ha pedido que no se cansen de preguntar, que siempre alberguen inquietudes. Porque «el amor de Dios es sorpresa, siempre sorprende, siempre nos mantiene alerta y nos sorprende».

«Les invito a pensar esto tan hermoso, Dios nos ama como somos, no como quisiéramos ser o la sociedad quisiera que seamos. Nos ama con los defectos, limitaciones y con las ganas que tenemos de seguir adelante en la vida. Confíen, porque Dios es Padre y es Padre que nos quiere y nos ama. Esto no es muy fácil y para esto tenemos una gran ayuda que es la Madre del Señor. Ella es nuestra madre», ha destacado.

Por último, el Papa ha querido que le quede claro algo a estos jóvenes: que no tengan miedo. «Tengan coraje, vayan adelante sabiendo que estamos amortizados por el amor que Dios nos tiene. Digámoslo juntos: Dios nos ama. ¡No se oye!». Un mensaje que les ha hecho repetir a voz en grito.