Semanas Sociales: «En la cultura y la política, la presencia de los cristianos es irrelevante»
La XLIII Semana Social, concluida este sábado en Sevilla, anima a los fieles a «participar en la esfera pública»
Los organizadores de la XLIII Semana Social de España, celebrada en Sevilla desde el jueves hasta este sábado con el lema La regeneración de la vida pública, han señalado en su manifiesto final que, aunque «no cabe duda de que la presencia de la Iglesia en el campo de lo social es intensa y amplísima, a la vez que reconocida por la sociedad», en otros ámbitos «como el mundo de la cultura o de la política, necesarios para la realización de la ”cultura del encuentro”, la presencia de los cristianos es mucho menor o incluso irrelevante». En este sentido, los impulsores recuerdan que «el compromiso con la vida pública también nos llama a los cristianos a aportar nuestro bagaje cultural y político para enriquecer y enriquecernos con nuestra participación en la esfera pública».
Desde su comienzo en Madrid en 1906, con el apoyo del entonces Papa san Pío X, las Semanas Sociales son una iniciativa de la Conferencia Episcopal Española para la difusión de la doctrina social de la Iglesia (DSI). En la convocatoria de este año, las jornadas han reflexionado sobre el papel de los católicos en el debate público, contando con la participación de destacadas figuras del ámbito político, económico y religioso, como la exministra de Empleo Fátima Báñez; el presidente de la Confederación de Empresarios de Andalucía, Javier González de Lara; la secretaria general de Cáritas, Natalia Peiro; o la diputada del PP Sol Cruz-Guzmán. El arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, ha ejercido de anfitrión. También ha participado, con un mensaje grabado en vídeo, el presidente de la Junta andaluza, Juan Manuel Moreno Bonilla.
El documento con las conclusiones de la Semana recuerda que «los procesos de diálogo público entre ideas encontradas y las experiencias de amistad social entre personas con diferencias ideológicas, culturales o religiosas son parte del compromiso irrenunciable con la vida pública», a pesar de que, en ocasiones, «la pluralidad de nuestras sociedades y las diferentes sensibilidades dentro de la Iglesia se presentan de manera polarizada, enfrentada y sin espacio para el diálogo».
El arzobispo de Sevilla ha insistido en este punto en su discurso de clausura: «Anclados en la amistad social, podremos alejarnos de los populismos que explotan la angustia del pueblo sin dar soluciones proponiendo una mística que no resuelve nada, y huir de la enemistad social que solo destruye y salir de la ”polarización”». Según el prelado, «esto no siempre es fácil, especialmente hoy cuando una parte de la política, la sociedad y los medios se empeñan en crear enemigos para derrotarlos en un juego de poder».
Saiz Meneses ha señalado que «no cabe duda de que una de las periferias más urgentes hoy es la vida pública, el lugar en el que se debaten las leyes, se fijan las condiciones de vida para tantas personas, el lugar del que queda también excluida tanta gente por muchas razones: ideas, convicciones, creencias, nacionalidad, pobreza…».
Vocaciones políticas
El manifiesto afirma que «una Iglesia sinodal y en salida debe promover las vocaciones al mundo político», en concreto «laicos y laicas que vivan como misión de servicio su presencia en la vida política activa en la diversidad de opciones existentes». La Semana Social llama a «comprometerse en las dinámicas del poder político, no para sucumbir ante él, sino para convertirlo en servicio para el bien común». «El acompañamiento personal y comunitario a las vocaciones políticas se constituye como un reto fundamental en el contexto complejo e incierto que vivimos», destaca.
«Para la vida pública de nuestra sociedad es un verdadero don el crecimiento de la conciencia de interdependencia, acrecentada durante la pandemia, la emergencia significativa de la conciencia ecológica y la preocupación social por la desigualdad y la pobreza», indica el documento. Estas cuestiones, «a pesar de las limitaciones e incluso malinterpretaciones que puedan existir, son una buena noticia para un mundo necesitado de ellas». La Semana Social invita a una actitud integradora: «No somos ”profetas de calamidades” que condenan el mundo en su totalidad, sino que debemos reconocer todo el bien que existe en el mismo. El compromiso en la vida pública nos llama a reconocer, aprender y colaborar con esta creciente, aunque insuficiente, conciencia de interdependencia global».
Los organizadores admiten que «el mundo digital es hoy un espacio fundamental para la constitución de la vida pública», con sus «riesgos y oportunidades». «A pesar de estas ambivalencias, el mundo digital es un espacio privilegiado de conformación de intereses, valores y tendencias al que la Iglesia no puede ni debe renunciar. Comunicar, participar y colaborar en este significativo mundo en el siglo XXI para la construcción del bien común es una llamada urgente para la presencia significativa de la Iglesia», afirma el comunicado.